Dr. Casimiro Méndez Ortiz. Senador de la República Mexicana, Doctor en Educación y Maestro de Educación Primaria.
El día de hoy, seremos testigos de uno de los eventos astronómicos más importantes en la historia de la humanidad, seremos testigos de la conjunción (alineación) de 2 gigantes del sistema solar: Júpiter y Saturno. Este fenómeno astronómico coincide con el solsticio de invierno.
La última vez que ocurrió un fenómeno natural de este tipo, fue en el periodo histórico conocido como la edad media, el 16 de julio de 1623. Los dos gigantes gaseosos no habían estado tan cerca desde hace 400 años. Y han pasado casi 800 años desde que esta conjunción se produjera por la noche.
Esta gran conjunción podrá ser visible a simple vista, desde cualquier parte de nuestro adolorido planeta. Para quienes tienen a su disposición un telescopio, podrán disfrutar de la vista de los dos planetas y sus lunas en el mismo campo de visión.
Pero es importante aclarar que, al tratarse de un evento astronómico, la visibilidad depende de un cielo despejado y sin lluvias. Según la recomendación de los especialistas, para observar este fenómeno astronómico, solo hay que mirar el cielo hacia el suroeste en cuanto anochezca y ahí estará, frente a nosotros la majestuosidad de la naturaleza, mostrando toda su grandeza. La gran conjunción de Júpiter y Saturno será inconfundible porque en esa zona del cielo y en esta época del año no hay estrellas con un brillo similar. La mejor hora para observar la conjunción de los dos planetas es entre las 18:25 y 20:25.
Es posible que en el pasado, para algunas culturas o pueblos, este evento astronómico hubiera tenido algún significado, es fácil hacer volar la imaginación y buscar respuestas a lo que no es posible explicar en su momento, pero también es verdad que la bóveda celeste, es quizás el terreno más fértil que, ha tenido el hombre para ponerse a razonar y buscar sentido al contexto y a los desafíos a los que, se ha enfrentado a lo largo de miles de años.
Todas las grandes civilizaciones, que han dejado huella en historia de la humanidad, tenían a sus expertos en observar los cielos, algunos miraban los cielos para interpretar a los deseos de sus dioses y otros, sobre todo, eran personas dedicadas especialmente a calcular los movimientos astronómicos, para orientar a su pueblo en temas como la agricultura. Después estos observadores fueron profundizándos en la materia y tuvieron influencia en la arquitectura, las matemáticas entre otras ciencias.
En lo personal, soy un apasionado, pero inexperto en astronomía, y creo que esta ciencia debería ser incluida dentro de los planes y programas de estudio, no solo tener un pequeño apartado, en los libros de ciencias naturales sino que debe ser parte de los planes y programas.
En educación los neoliberales han derrochado millones de pesos en pizarrones electrónicos, tabletas inservibles, en promover la imagen de los secretarios de educación en turno, en desvíos millonarios en la infraestructura educativa. Con los derroches que hicieron ¿Por qué no invirtieron en telescopios para escuelas? sobre todo en escuelas ubicadas en comunidades indígenas, estas inversiones fomentarían más el vínculo del docente con los alumnos.
Promovería en los docentes mayor arraigo con la comunidad, y despertaría en los alumnos un gran interés y curiosidad por la ciencia y por el universo. El aprendizaje se fortalece en la práctica. Y la mayor convivencia de nuestros alumnos de comunidades indígenas es con cielos estrellados, no olvidemos que las mujeres y hombres que han dejado huella en la historia de la humanidad han sido personas de origen humilde.
Es posible que, en estos momentos en alguna de nuestras comunidades indígenas de México, le esté haciendo falta un telescopio para observar la gran conjunción de Júpiter y Saturno al próximo Galileo, Ptolomeo, Nicolás Copérnico, Giordano Bruno. Y no estaría bien para el futuro de México dejar a los próximos astrónomos sin un telescopio escolar, al menos se debe impulsar el conocimiento astronómico desde la educación primaria, por muy básico que sea, pero es urgente su promoción. La astronomía no debe ser ajena a la nueva escuela.
La nueva era en la astronomía y la navegación espacial apunta que, en las próximas décadas, seremos testigos de grandes Proezas científicas, por ejemplo; se espera que en el futuro cercano se explore la luna Europa de Júpiter porque se cree que posiblemente haya condiciones de la vida en los mares de agua que hay debajo de la superficie, y estos avances científicos no pueden, ni deben estar al margen de la Nueva Escuela Mexicana.