El modelo de educación tradicional ha ido evolucionando, pero no a un paso unificado.
Todos conocimos a alguien en la escuela que memorizaba los conceptos con habilidad, sin embargo, a la hora de resolver un problema o hacer uso del pensamiento crítico, su desempeño dejaba mucho que desear. La razón por la que es fácil recordar a un compañero así es porque el modelo de educación tradicional fomentó, y en muchos casos sigue fomentando, perfiles de estudiantes con un rol pasivo en su proceso de aprendizaje, un aspecto que, precisamente, las nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje buscan combatir.
El modelo de educación tradicional ha ido evolucionando, pero no a un paso unificado. Aún es común que en algunos contextos los alumnos atiendan a las aulas (por ahora de manera virtual) y se sienten a ser meros receptores de información. Esto, que no fomenta el pensamiento crítico, la resolución de problemas o el desarrollo de otras habilidades blandas, es un enfoque que se busca cambiar, y en esa misión, la integración de las tecnologías educativas es clave.
La combinación de repensar la pedagogía e integrar herramientas tecnológicas para desarrollar nuevos modelos educativos ha dado como resultado metodologías como ‘Aula Invertida’, la cual, como bien lo indica su nombre, busca cambiar el entorno de aprendizaje tradicional, ya que los contenidos o conceptos se aprenden fuera del aula, mientras que las tareas, ejercicios y la aplicación de dichos conceptos se lleva a cabo en el aula. Por ejemplo, los alumnos pueden aprender conceptos con la ayuda de un video y durante la clase, y con la guía de un profesor, esos conceptos son sometidos a un aprendizaje significativo de manera colaborativa.
El ejemplo anterior ilustra cómo se ha intentado cambiar el paradigma, lo que también incluye cambiar el mindset del estudiante para que éste pueda adoptar un rol más activo en su proceso de aprendizaje. Aunque hay retos igual de importantes por atacar, como lo es la brecha digital, en medio de una acelerada transformación digital a consecuencia de la pandemia, es importante reiterar que el cambio debe ser aún más profundo. No se trata de dar tabletas a todos los estudiantes, sino integrarlas a nuevas metodologías educativas y propiciar un cambio de pensamiento en alumnos y profesores.
La tecnología por sí sola no detona los cambios, sino la forma en la que se usa. En Uruguay, por ejemplo, se puso en marcha hace años el denominado Plan Ceibal, con el que se instaló una infraestructura informática en todas las escuelas primarias y secundarias mediante el otorgamiento de laptops a alumnos y profesores, pero además se crearon recursos digitales y estrategias de acompañamiento para estudiantes, profesores y familiares con el fin de propiciar un cambio integral.
Los retos varían dependiendo del grado educativo, y si bien la importancia de repensar la pedagogía a la luz de las necesidades modernas es urgente en primarias, secundarias y en la educación media superior, lo cierto es que, con la madurez, los individuos comprenden mejor la relevancia de tomar un rol más activo en su proceso de aprendizaje, así como el valor de desarrollar habilidades que los sitúen en una mejor posición dentro del mercado laboral.
Por ello, cada vez es más común el uso de plataformas de educación tecnológica o EdTech que facilitan esta transición, ayudando a las personas a desarrollar habilidades específicas mediante métodos de enseñanza más ágiles, que requieren un compromiso y un papel activo del individuo.
En México existen iniciativas universitarias que ayudan a repensar la forma en la que aprendemos con la ayuda de la tecnología, tales como el Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey, enfocado a identificar y difundir tendencias que moldean la educación del futuro. Por su parte, la UNAM ha desarrollado una vertical de cursos abiertos, masivos y en línea, conocidos como ‘Moocs’. Esta unidad de la UNAM ofrece cursos gratuitos sobre diversos temas que están enfocados en aquellas personas que desean robustecer sus conocimientos y adquirir nuevas capacidades.
Sin duda, estos esfuerzos ayudan a cambiar el mindset de los estudiantes más maduros y se consolidan como ejemplos de la integración de la tecnología en el proceso de aprendizaje. Sin embargo, es urgente que estos modelos permeen en todos los niveles educativos ya que el modelo de educación tradicional se encuentra rezagado y el riesgo de esto no es menor: seguir educando a estudiantes como meros receptores los pondrá en desventaja en el mercado laboral del futuro.
Fuente: forbes.com