La falta de acceso a internet o a un ordenador lastra la adaptación de los estudiantes con dificultades económicas a las clases online.
La pandemia ha acrecentado las desigualdades sociales y económicas en una parte importante de la población. Especialmente con el confinamiento se puso de manifiesto la disparidad en la calidad de vida de los hogares españoles. Fue un momento en el que el trabajo, los estudios y los cuidados se trasladaron al domicilio, pero solo para aquellos que podían permitírselo.
No todo el mundo tiene las mismas oportunidades o facilidades para continuar con su trabajo o estudios desde casa, de manera que el acceso a Internet ha sido uno de los principales agravantes de la brecha digital. Según UNICEF, el 9,2% de los hogares con ingresos inferiores a los 900€ carecen de acceso a Internet (cerca de 100.000 hogares), mientras que la brecha digital se reduce hasta el 0,4% en los hogares con ingresos por encima de los 3.000€ mensuales.
La educación ha sido uno de los ámbitos en los que se han observado más diferencias. Universidades, institutos y colegios han detectado que los estudiantes con mayores dificultades económicas se han quedado atrás en su desempeño académico este año por razones relacionadas con el acceso a la tecnología.
Juan Gómez Ortega, presidente de Crue-TIC y rector de la Universidad de Jaén apunta a que “con el paso de muchas actividades comerciales y administrativas a online ha aumentado claramente la exclusión social de aquellos que no contaban con los medios o las competencias necesarias para realizar determinadas actividades que por la pandemia ya no se podían seguir realizando de forma presencial”.
Adaptarse al cambio
La pandemia ha sorprendido a Mª del Carmen Romano, estudiante de 49 años, en el primer curso del grado de Magisterio en Educación Primaria en la Universidad de Cantabria. Compagina la carrera con su trabajo como auxiliar de enfermería, y en el momento en el que las clases comenzaron a ser online, pudo acceder a un ordenador portátil gracias una iniciativa de Banco Santander, en colaboración con la UC, para combatir la brecha digital en las aulas: “Si no, no habría podido seguir atendiendo a las clases porque el ordenador que tengo es muy antiguo, no tiene actualización ninguna y no podía permitirme un ordenador nuevo”, cuenta.
Ahora, Santander pone en marcha un nuevo programa dirigido a combatir de nuevo la brecha digital, las Becas Santander Tecnología| Conecta’, cuyo programa ofrece 1.520 ordenadores portátiles y 350 euros para soluciones de conectividad para ayudar a estudiantes universitarios matriculados en estudios de grado, postgrado o doctorado. La convocatoria permanecerá abierta hasta el 24 de mayo.
Una ayuda que en las universidades se ha recibido con gratitud, asegura Juan Gómez Ortega “Creemos que este tipo de iniciativas son muy importantes porque no podemos permitir que la digitalización deje a nadie atrás. En el proceso de recuperación tras la pandemia vamos a necesitar todo el talento que podamos desarrollar. El apoyo a estudiantes con dificultades económicas en un contexto como el actual es lo mejor que podemos hacer para garantizar un futuro no solo a estos estudiantes, sino también a nuestra sociedad”.
Carmen, que solicitó un ordenador el año pasado, lo ha vuelto a hacer para el próximo curso que empieza en septiembre. “No es solo por las clases, es el propio desarrollo de la carrera. Ahora mismo todo es en formato digital. Yo veo a las chicas de mi clase, que están en la edad necesaria, los 18, que tienen un dominio y un control que me deja con la boca abierta. Yo no tengo los medios oportunos y me quedo un poco a la zaga”, declara.
Para Susana García Espinel, directora de Santander Universidades y Universia España, “reducir la brecha digital entre los estudiantes y reforzar la empleabilidad de los jóvenes son dos de los principales objetivos que Santander está impulsando en el marco de su política de banca responsable en un contexto de transformación como el actual·.
Alfabetización digital
“Creo que principalmente se necesita formación”, subraya Carmen sobre cómo podría corregirse esta brecha digital. Desde su experiencia personal, explica, “nos quedamos un poco atrás, comparado con los que salen ahora mismo de Bachillerato, con tanto conocimiento digital. Aunque tengamos la tecnología en nuestro alcance diario, no tenemos la base suficiente para sacarla adelante”.
La alfabetización digital es un paso fundamental y que ayudaría a mejorar otros aspectos como la empleabilidad. Según el estudio realizado por la UAM, “no llegan al 40% los internautas con habilidades digitales avanzadas y la mayoría centra su uso en redes sociales”. Incluso para los más jóvenes, el hecho de haber nacido en la era digital no asegura contar con las competencias tecnológicas suficientes para desarrollarse en la sociedad actual.
Desde las universidades se han puesto en marcha programas para combatir la situación mediante el préstamo de todo tipo de dispositivos y actividades formativas “para que todos los colectivos adquiriesen las competencias y habilidades necesarias para desenvolverse en el nuevo contexto universitario”, comenta Gómez. La digitalización ha llegado a la educación para quedarse, “es cada vez más una realidad que una aspiración”, concluye, y es por ello “por lo que resulta fundamental que todos nuestros jóvenes cuenten con los medios y las competencias necesarias para no quedar al margen de estas nuevas oportunidades”.
La ya consolidada apuesta de Banco Santander por la educación a través de Santander Universidades, ha derivado en numerosas acciones destinadas a combatir este tipo de desigualdades. Durante la pandemia, se han destinado 30 millones de euros a educación en todos los países en los que opera, con especial atención en los estudiantes con dificultades económicas. Se han desarrollado de esta manera iniciativas y programas para combatir la brecha digital, el refuerzo de programas de empleabilidad para jóvenes, el apoyo a proyectos universitarios de investigación y el respaldo al emprendimiento universitario.
Fuente: elespanol.com