A más de un año de pandemia, las niñas, niños y adolescentes en tanto sujetos de Derecho quedaron bajo la mirada del estatus político y ciudadano; es decir la experiencia que tienen con la virtualidad y los soportes digitales en tanto clases presenciales en burbujas y clases virtuales.
Pensar hoy en infancias y adolescencias como nombra la autora Cielo Salviolo es tener en cuenta el lugar en la sociedad, su visibilidad social, su inclusión o exclusión de la agenda de políticas públicas y el ejercicio de sus derechos comunicacionales.
Hacer efectivo el Derecho de la comunicación exige que el Estado desarrolle políticas de equidad que garanticen el reconocimiento social y cultural.
La conexión y la desconexión para los niños tiene un lugar central en sus vidas. Conversar, jugar, aprender, intercambiar; hace que se pueda reflexionar sobre sus capacidades de acción, participación visibilizada y transformación como actores sociales.
¿Qué movimientos tenemos que producir los adultos y quienes educamos para ser parte de ese universo particular, el de las infancias digitales?
El rol de los medios de comunicación es clave, no sólo las imágenes que nos rodean nos configuran, sino que construyen representaciones sobre las infancias y las adolescencias. Cada época ha configurado a los niños y a los adolescentes de acuerdo a su contexto histórico.
Los programas para niños, niñas y adolescentes nos hablan del modo en que son visibilizados y las representaciones que tienen sobre ellos. Los medios reproducen y refuerzan ciertas ideas predominantes de lo que se espera de un niño.
Las infancias configuran nuevas identidades con la influencia de redes sociales, de plataformas virtuales, plataformas de contenidos, de video juegos….”infancias digitales”.
Pero no todos tienen las mismas posibilidades estas conviven con una importante porción de la población que no tiene conectividad ni acceso a dispositivos móviles, muchos no acceden a ningún tipo de tecnología, los contextos sociales, económicos y culturales condicionan la posibilidad de acceso; yo los llamo los excluidos tecnológicos.
La pandemia reveló que el 18% de los adolescentes del país no cuenta con internet en sus hogares y el 37% no tiene una computadora disponible para hacer trabajos escolares.
Queda en agenda, más allá de los esfuerzos impartidos cerrar estas brechas de desigualdad y de exclusión social para garantizarles a los niños, niñas y adolescentes de hoy que hay un futuro posible para ellos.
Fuente: Lic. Andrea Parodi /perfil.com