Articulo: Fundación Telefónica
Inteligencia emocional, aprendizaje híbrido, el rol del docente… ¿Cuál es el futuro de la educación? ¿Qué tendencias veremos en los próximos años? En el Día Internacional de la Educación, compartimos siete claves que protagonizarán el panorama educativo de los próximos años, a partir de las reflexiones de destacados expertos que nos acompañaron durante enlightED 2021.
La pandemia de la COVID-19 ha provocado una transformación acelerada del panorama educativo. Antes de la crisis sanitaria, las nuevas tecnologías se abrían paso lentamente en las escuelas, conquistando las aulas de clase y colándose, de forma tímida, en los currículums educativos. En tiempos de incertidumbre, en los que la presencialidad no era una opción viable, las escuelas y universidades, y también los trabajos, se trasladaron al entorno online para mantener su actividad. La educación, en este contexto, ha alcanzado un punto de inflexión en el que la única alternativa es renovarse, reinventarse y adaptarse a un entorno en el que la virtualidad cada vez gana más peso.
Aprendizaje híbrido, inteligencia emocional, escuelas colaborativas, formación docente… ¿Cuál es el porvenir de la educación? ¿Qué tendencias veremos en los próximos años? Con motivo del Día Internacional de la Educación, celebrado el 24 de enero, compartimos siete claves que protagonizarán el panorama educativo de los próximos años, a partir de las reflexiones de destacados expertos que nos acompañaron durante ‘enlightED Hybrid Edition 2021‘.
1. Educación socioemocional en la era tecnológica
Vivimos en un mundo de personas, no de máquinas. Las palabras de José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, establecían una de las grandes conclusiones obtenidas durante la cuarta edición de enlightED: que la tecnología, sin el valor de lo humano, no podía conquistar la sociedad. Las profesiones del futuro demandan competencias técnicas y habilidades tecnológicas que todavía están pendientes de incorporar en muchos currículums educativos. No obstante, los expertos señalan que, en una sociedad digital, el valor que nos diferencia de otros profesionales es la inteligencia emocional y social.
Para Michelle Weise, vicerrectora de Estrategia e Innovación del National University System, el valor de las habilidades humanas radica en que nos hacen competitivos. La experta señala la importancia de formar a trabajadores y estudiantes en forma de ‘T’, es decir, que tengan habilidades humanas y también un saber hacer vertical técnico o tecnológico. La suerte de la sociedad, recuerda Daniel Goleman, psicólogo y autor de ‘Inteligencia Emocional’, es que estas competencias se pueden aprender. «Las habilidades tecnológicas te van a ayudar a conseguir un empleo. Pero una vez en el puesto, estás compitiendo con personas que son igual de inteligentes que tú, y ahí marcan la diferencia las competencias sociales», mantiene Goleman. Habilidades como la escucha o la gestión del estrés se pueden entrenar, en muchos casos con ayuda de profesionales, y se pueden practicar en las escuelas u oficinas, con los compañeros.
La clave, según el psicólogo Howard Gardner, es que estas habilidades deben estar orientadas a la cooperación y colaboración, pierden el sentido. «Si las habilidades emocionales y sociales no nos conectan a los demás, sino que solo nos llevan a ser eficaces en el mercado, no me convencen demasiado», mantiene. En el contexto actual, en el que la presencialidad se debate con el crecimiento de la enseñanza virtual, la inteligencia emocional y social se vuelve un aspecto primordial que enseñar en las escuelas y que aplicar en los espacios de trabajo.
2. El docente: motor de la educación
Los docentes son el motor de cambio en la educación. En una sociedad dominada por la digitalización, estos profesionales se enfrentan a la necesidad de reinventar sus prácticas educativas y renovar sus conocimientos para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el entorno virtual. Para Wendy Kopp, fundadora de Teach for All, sin una buena formación docente, es difícil trasladar a los alumnos las habilidades y destrezas que demanda la sociedad. «La tecnología es lo fácil. Lo difícil es desarrollarse uno mismo y desarrollar la profesión docente para saber aprovechar mejor esa tecnología para que los niños saquen partido». La experta aboga por garantizar que los docentes cuenten con habilidades pedagógicas y tecnológicas, porque solo así podrán acompañar al alumnado en el desarrollo de sus destrezas académicas y socioemocionales.
Así lo afirma también Robert Hawkins, director global de Tecnología e Innovación Educativa del Banco Mundial. Para el experto, la educación es un compromiso social en cuyo centro están los docentes. Por ello, el apoyo es clave para que estimulen al alumnado y le ayuden con sus problemas, más allá de contenidos teóricos y exámenes. Pero ¿qué habilidades deben tener los maestros? Linda Liukas, programadora, escritora e ilustradora, lo tiene claro: «Creo que deben tener las mismas habilidades que los niños. Deben ser curiosos, no tener miedo, y llenos de imaginación en relación a la tecnología».
3. Combatir la brecha educativa: un esfuerzo colectivo
Para desarrollar proyectos relevantes a nivel global, la colaboración entre familias, docentes e instituciones es fundamental. Las escuelas deben convertirse en espacios de encuentro, en los que los alumnos se sientan seguros para compartir visiones, argumentos y experiencias, y aprender de las de sus compañeros. El uso de las tecnologías educativas ha incrementado, en muchos casos, las brechas existentes en educación. No obstante, la propia tecnología puede ser parte de la solución. «La pandemia ha sido un catalizador para aquellos que han tenido el privilegio de acceder a la educación digital. Es nuestra labor reimaginar la educación para hacerle más inclusiva», mantiene Carma Elliot, presidenta del campus del Sureste Asiático (United World College) en Singapur.
Para Robert Hawkins, director global de Tecnología e Innovación Educativa del Banco Mundial, y Wayne Holmes, profesor del University College de Londres, la educación debe darse a escala y para todos. Una solución pensada para ayudar a las personas más vulnerables y las regiones menos conectadas facilitaría la igualdad de oportunidades y la aplicación de esas soluciones a escala en zonas con mejores posibilidades. En palabras de Holmes, «limitarnos a dar las mismas oportunidades a todos no implica que todos vayan a obtener todo lo que pueden». Un aprendizaje orientado a las necesidades de docentes y alumnos, personalizado y adaptado a las circunstancias para explotar el potencial de los jóvenes, independientemente del país en el que vivan.
4. Aprendizaje para resolver problemas globales
En un contexto de transformación todos los sectores de la sociedad, es fundamental formar a los jóvenes para afrontar situaciones de incertidumbre. El aprendizaje basado en problemas es una metodología que busca promover el desarrollo de la empatía, el pensamiento crítico o la comunicación a través de la resolución de problemas del mundo real. Una innovadora forma de enseñanza que pretende formar a ‘solucionadores de problemas’ y cuya educación se basa en el desarrollo de la inteligencia emocional. «Necesitamos desarrollar la capacidad de gestionar circunstancias ambiguas«, afirma Michelle Weise, del National University System. La experta defiende una enseñanza orientada a resolver problemas y desafíos de la sociedad actual.
Sobre la importancia de tener una educación más globalizada hablamos también con Olli-Pekka Heinonen, director general de International Baccalaureate. El ponente plantea tres metas para la educación: reinventar el aprendizaje, contar con docentes inspirados y tener un sistema educativo más global. Entre los aspectos positivos de la pandemia, Carma Elliot, presidenta del UWC en Singapur, destaca la renovada concienciación por el desarrollo sostenible. «Me parece un catalizador muy positivo que nos sentemos a reflexionar sobre el papel que tiene la educación y la enseñanza en afrontar los desafíos comunes y las soluciones compartidas», afirma.
5. Formación online para el empleo
En un mercado laboral cada vez más tecnológico, las empresas demandan profesionales capaces de afrontar los retos de una sociedad digital. Ciberseguridad, robótica, programación o ingeniero de redes se alzan entre los perfiles más buscados, pero ¿está la educación a la altura de sus demandas? «Debemos formar a los estudiantes para traducir rápidamente sus habilidades al lenguaje del mercado laboral«, afirma Michelle Weise. La experta advierte de unas estructuras educativas demasiado «rígidas», y defiende un sistema orientado a fomentar el aprendizaje para toda la vida, en el que los jóvenes puedan adquirir las competencias necesarias para los empleos y que aquellos que trabajan puedan reinventar sus perfiles y explotar su potencial. «Hay que mover el foco del futuro del trabajo al futuro de los trabajadores», señala Weise.
Para lograr esta meta, las herramientas digitales son clave. Vinton Cerf, uno de los padres de Internet, ve una clara evolución hacia el uso de materiales online en el aprendizaje. Internet, en este sentido, brinda un sinfín de oportunidades, y facilita el acceso a información desde cualquier lugar siempre y cuando tengamos conexión a la red. De hecho, como mantiene Jeff Maggioncalda, CEO de Coursera, el aprendizaje online es muy valioso, pero sin oportunidades laborales, no sirve de mucho. «Hasta la pandemia, el trabajo solía ser local. El valor del aprendizaje dependía de las oportunidades laborales locales. Con el trabajo remoto, si se tiene educación y conectividad, hay millones de empleos», señala Maggioncalda.
6. El reto de repensar el currículum educativo
En una sociedad en la que las tecnologías forman parte de la vida diaria, es fundamental despertar en los niños el interés en la tecnología para empoderarlos, y darles autonomía para moverse en el universo digital. Desde las escuelas, se debe reinventar el currículum educativo, adaptándolo a los nuevos perfiles digitales. De disciplinas STEM pasamos a las STEAM, porque las humanidades digitales serán las grandes protagonistas de un mundo de máquinas, y de personas. Si sabemos de idiomas, matemáticas o biología, ¿por qué no saber de inteligencia artificial, algoritmos o programación?
Entre los principales defensores de la educación en informática se encuentra Hadi Partovi, CEO de code.org. Para el experto, la informática no solo ofrece mejor preparación para la universidad, sino también para la vida diaria. «Las ciencias de la computación no son solo para empleos de tecnología, son parte fundacional de la educación básica. No son solo programación, son creatividad y colaboración», afirma Partovi. La crisis sanitaria nos ha demostrado que la enseñanza es más flexible de lo que cabía esperar. En un momento con mayor número de dispositivos en las casas y docentes algo más preparados para afrontar el aprendizaje digital, la enseñanza de informática se vuelve imprescindible.
Así lo afirma también Linda Liukas, programadora, empresaria, escritora infantil e ilustradora. «La programación es una herramienta más en el conjunto de herramientas que podemos usar para observar el mundo». Para Liukas, la clave para comprender la programación e incorporarla en los planes de estudio es hacerlo en el sentido de la historia, del origen de la tecnología y de su evolución a lo largo de los años. «Deberíamos darle a esta generación actual, si no optimista, al menos una relación esperanzadora con la tecnología«.
7. Las posibilidades de la enseñanza híbrida
La pandemia ha demostrado que la tecnología es una herramienta fundamental para acelerar el aprendizaje y hacerlo más accesible. Sin embargo, para muchos expertos el entorno virtual nunca sustituirá la educación presencial. «El aprendizaje digital es es un suplemento maravilloso, pero el contacto humano se mantendrá en el corazón de los sistemas educativos«, mantiene Andrew Rattue, director de St. Clare’s de Oxford.
La tecnología puede no obstante, facilitar muchos procesos de aprendizaje, fomentar la motivación de los estudiantes e incluso facilitar la enseñanza para promover la colaboración. Expertos como Wayne Holmes, del University College de Londres, encuentran usos muy prácticos de las nuevas tecnologías en el aprendizaje. Es el caso, por ejemplo, de la Inteligencia Artificial aplicada al aprendizaje, que permite no solo apoyar a los docentes en su enseñanza, sino también potencia la adquisición de habilidades que ya demandan los empleos del futuro y prepara a los jóvenes para vivir en un mundo cada vez más dominado por la IA.
La tecnología nos ofrece, sin duda, grandes ventajas para el aprendizaje y la enseñanza. Desde el aula inmersiva hasta la aplicación del Big Data en educación, las posibilidades en el sector son inmensas. ¿La clave? Utilizarla como herramienta, no como fin, y mantener siempre al estudiante en el centro del aprendizaje. Ya lo decía Carma Elliot, «si una tecnología es relevante en un contexto educativo, debemos aprender a utilizarla más rápido y usarla para mejorar una experiencia».
Fuente: fundaciontelefonica.com