Los baby boomers, la generación de hombres y mujeres nacidos entre 1957 y 1977, tienen entre sus recuerdos en las aulas pizarras, tizas, estuches, escuadras y cartabones. Nada que ver con la docencia de ahora con pizarras digitales, tablets, ordenadores, proyectores, dispositivos de control de asistencia y participación… La innovación tecnológica está permitiendo que los estudiantes dispongan de más alternativas. Los docentes también se están aprovechando de esas nuevas posibilidades.
El escenario es amplísimo: realidad virtual para recrear la historia, la geografía, la biología; aprendizaje a través de los videojuegos, porque pueden contribuir a mejorar la memoria, la lógica, la concentración, el enfoque y la planificación, y ayudan al desarrollo de la coordinación, la motricidad y la orientación espacial; el uso de teléfonos móviles con fines pedagógicos; inteligencia artificial para mejorar la interacción; impresoras en 3D, que permiten materializar un concepto estudiado en un objeto real; y e-Learning, para la educación a distancia o semipresencial.
Los beneficios de aplicar las nuevas tecnologías en las aulas son múltiples, explica Juan Manuel Cigarrán Recuero, experto en la implantación de estas tecnologías en el sistema educativo: «Las TIC han cambiado significativamente la forma en que se lleva a cabo la educación, permiten la creación de nuevas metodologías de enseñanza; el aprendizaje a distancia, lo que ha ampliado el acceso a la educación de personas que no podrían asistir a un centro; también proporciona a estudiantes y profesores herramientas para compartir conocimientos de manera más eficiente».
«Mejora el aprendizaje porque crea entornos más interactivos -añade Cigarrán-; facilita el acceso a recursos adicionales; favorece la colaboración entre estudiantes, entre alumnos y profesores y entre los propios docentes gracias a foros, chats, videoconferencias; y aumenta la eficiencia en la planificación de las clases».
Argumenta también el experto los problemas que puede provocar el uso de las nuevas tecnologías: «La brecha digital, porque hay muchas personas que no tienen posibilidades de acceso a esta tecnología. Y algunos docentes pueden estar limitados en su formación para generar contenidos de calidad». Expone además que «el hecho de poner el móvil en juego debe estar pautado para evitar adicciones de los menores a las tecnologías».
Santiago Úbeda, docente de Lengua Castellana y Literatura en el IES Gregorio Peces Barba, de Colmenarejo (Madrid), explica cómo se apoya en las nuevas tecnologías: «En la Comunidad de Madrid tenemos aulas virtuales cada profesor. Allí cuelgo videos, temas más elaborados que en los libros de texto, ejercicios… Es un complemento que evita hacer fotocopias y saturar a los chicos de papel».
Un tsunami de polémica ha alcanzado las aulas. Se trata del ChatGPT, un programa basado en inteligencia artificial que, entre otras posibilidades, puede sustituir al estudiante en la realización de deberes, con muchas garantías de éxito.
Adiós a las búsquedas de Google. Porque ChatGPT responde, con un balance que se puede considerar aceptable, sobre cualquier asunto que se le consulte. Pero para discriminar la bondad de esa respuesta se precisan criterios sobre la materia, que no siempre tiene el estudiante.
ChatGPT es un bebé que nació el pasado mes de noviembre y se antoja que puede revolucionar el mundo educativo. Ya hay estudiantes que lo usan y ha provocado el debate entre los docentes sobre su utilización y la posibilidad de limitarlo. No hay vuelta atrás, la inteligencia artificial ha llegado para quedarse y continuar progresando. Algunos centros escolares de Estados Unidos lo han prohibido. ¿Pero se pueden poner puertas al campo? La integración de ChatGPT en el sistema educativo será una pronta realidad.
Ante esta revolución ha surgido en el profesorado el debate sobre la conveniencia de evolucionar en la evaluación, cómo hacer más pruebas en el aula y menos deberes o trabajos en casa, para evitar los plagios. Se tendería entonces a hacer más exámenes orales.
Cigarrán es un firme partidario de la inteligencia artificial en el sistema educativo, que «significará mucho más que el ChatGPT». «Porque va a servir- añade- para personalizar el aprendizaje, la gestión docente, la planificación, la administración del tiempo, reducir las tareas mecánicas, la creación de entornos interactivos, el desarrollo del pensamiento crítico y la resolución de problemas».
Sobre el uso del metaverso en la educación, Cigarrán estima que «fomentará el aprendizaje inmersivo, mejorará la educación a distancia, con una interacción social de manera completamente distinta a la actual».
Un holograma como profesor
Neom es una ciudad inteligente proyectada en Arabia Saudí que pretende estar a pleno rendimiento en 2025. La inteligencia artificial será el ADN de este nuevo enclave. La extensión proyectada es de 26.000 metros cuadrados, como Bélgica, y estará enclavada en el extremo norte de la costa del Mar Rojo.
Esta ciudad de los prodigios contará con internet inalámbrico de alta velocidad, conducción automatizada en el transporte y un servicio público de taxis voladores. Los planes incluyen educación continua en línea y gratuita. Se pretende que sea impartida por profesores holográficos. El objetivo: lograr un sistema educativo líder en el planeta.
El uso de hologramas plantea otro debate: ¿puede la tecnología sustituir al docente». Para Úbeda, «o que no se puede sustituir es el centro educativo». Explica que «en nuestra sociedad es el lugar donde crecemos, aprendemos destrezas sociales, echamos raíces, amigos, se aprenden los rudimentos, la lecto-escritura, la matemática básica… Creo que un holograma no puede tener la misma calidad que un profesor». «Mi hija (3º de la ESO) ve vídeos de Matemáticas en Youtube porque dice que le aclara dudas, pero al final el profesor es el que se bate el cobre, el que evalúa».
Más allá del aprendizaje
Las grandes compañías tecnológicas incluyen en su catálogo nuevas soluciones educativas inteligentes para abrir nuevas vías en el futuro del aprendizaje. Por ejemplo, Lenovo, que, en la Conferencia sobre el Futuro de la Tecnología Educativa, celebrada a finales de enero en Nueva Orleans (Estados Unidos), mostró sus nuevos productos concebidos en este sentido. La última gama de portátiles de Lenovo permite a docentes, estudiantes y padres confiar en una tecnología que propicia el mantenimiento de un óptimo aprendizaje continuo.
La gamificación es una opción divertida de aprendizaje. Pero puede ir más allá de las aulas y contribuir a la mejora de las habilidades cognitivas de los estudiantes. En 2022, más de 56.200 niños españoles de 4 a 14 años practicaron con Smartick Brain, programa de entrenamiento cognitivo online que impulsa Smartick, el método de enseñanza online de matemáticas más utilizado en España. Gracias a esta herramienta se pueden potenciar distintas capacidades como creatividad, concentración, memoria visual, pensamiento flexible y capacidad de respuesta.
Según Javier Arroyo y Daniel González de la Vega, fundadores de Smartick, «los juegos cognitivos online son una herramienta muy amena para que los menores entrenen capacidades que no ejercitan en el colegio. Con ellos, los niños se lo pasan bien mientras potencian su imaginación, razonamiento y capacidad de concentración. Además, los padres tienen la tranquilidad de que sus hijos están dándole un buen uso a la tecnología».
Apocalípticos frente a integrados
El experto en implantación de tecnología en el sistema educativo, Juan Manuel Cigarrán Recuero, confirma que la pandemia del Covid-19 ha acelerado la innovación: «Con la necesidad de cerrar los colegios y evitar los contagios hubo una entrada bastante abrupta de las tecnologías, lo que ha producido una aceleración de la conectividad. Los profesores han tenido que aprender en seis meses lo que hubieran tardado bastante más en momentos de normalidad. Pero también ha aumentado la brecha digital».
El estudio ‘La brecha digital en la juventud vulnerable. Evaluación de las medidas adoptadas durante el Covid-19’, expone que el 9,3% de las personas entre 16 y 30 años no disponen de un ordenador de sobremesa o portátil en su hogar y el 8,4% de la población joven no tiene conexión de banda ancha y solo la realiza a través de conexión móvil.
Existe además una polémica donde intervienen profesores y padres de alumnos, sobre las preferencias entre tablet o libro de texto tradicional. Santiago Úbeda, profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Gregorio Peces Barba de Colmenarejo (Madrid), se decanta «por la tablet, porque al fin y al cabo contiene el libro de texto. Se puede anotar, subrayar. Y así se evita el peso que tienen que llevar en la mochila sobre sus espaldas con los libros». «Solo veo un problema con la tablet o el móvil -señala Úbeda- y es que sirven para muchas cosas y te puedes conectar a redes. Y es muy difícil de controlar».
Fuente: Charo Barroso / abc.es