Es necesario enseñarles a los más chicos a navegar el océano profundo y maravilloso de Internet.
La tecnología es un hábito en el que debemos educar saludablemente a nuestros hijos. Es importante contextualizar la era digital en que vivimos y reconocer que estamos en un momento de máxima exposición a estímulos y por ello los desafíos de la educación han cambiado.
Siempre hago la analogía siguiente y pienso que Internet es como un océano profundo, maravilloso y con tormentas, donde hay que enseñarles a los más chicos a navegar, porque de lo contrario corremos el riesgo de que se ahoguen.
No hay una única respuesta sobre cómo introducir saludablemente a los niños a las pantallas. Las respuestas deben adaptarse a cada familia, su contexto y sus preocupaciones. Pero sí, ese proceso de introducción de los niños a la pantalla de TV, tablet, etcétera, debe estar enmarcado bajo estas tres premisas: progresividad, acompañamiento y empoderamiento.
En las tablets o dispositivos podemos proponer una película, la cual interactúe con un adulto. Si es una Tablet, que sea sin Internet y con contenido controlado. No es lo mismo un juego, que es gratificación constante, dopamina constante, a crear un robot para llegar a un fin y posponer la gratificación, en esta era hiperconectividad que todo a un clic. Es un gran desafío posponer la gratificación.
Por ello, en esta era digital de híper estímulos y conectividad, el gran desafío que nos propone es preparar los cimientos analógicos para luego adentrarse en el mundo digital. Fortalecer la autoestima y habilidad sociocultural es primordial al incorporar la tecnología. No se trata de saber de tecnología, se trata de comprender, conectar y proteger.
Necesitamos que los influencers sean los padres y los docentes, los que enseñan a gestionar sus emociones.
Desarrollos necesarios
Hoy no hay edad para darle un dispositivo móvil o celular a los más chicos, depende del desarrollo de cada niño con respecto a su responsabilidad de no perderlo, olvidarlo, cuidarlo, y con la maduración, así como la capacidad que haya desarrollado para diferenciar lo íntimo de lo privado y lo público.
Trabajar con ellos en la capacidad de atención y motivarlos con actividades más lentas que promuevan la atención, cómo pescar, armar rompecabezas, a esto le llama construir los cimientos analógicos Catherine L’Ecuyer.
La educación familiar saludable es una gran oportunidad para integrar la educación tecnológica en hábitos saludables para la familia, así como nos ocupamos de su alimentación saludable, su descanso e higiene y actividades deportivas, debemos ocuparnos de ello también.
Para eso debemos hacernos las siguientes preguntas dentro de cada familia: ¿Qué estamos dejando de hacer para estar con las pantallas o el celular? ¿Qué consumen en internet: consumo de ocio o material para la escuela? ¿Contenidos que fomentan vínculos u otros que los aíslan? ¿Dónde, cuándo y cuánto? Pocas pautas pero claras sobre el uso de la tecnología.
Esta es mi mirada de cómo dar el paso hacia estos hábitos saludables tecnológicos pensando en los niños, ya que las pantallas los desinhiben y hacen muchas cosas en la vida virtual que en la vida real no las harían.
Es vital tener acuerdos familiares de cómo compartimos las pantallas familiares y acordar momentos de desconexión de estas sin dejar de compartir una charla, y respetar su intimidad, siempre es importante preguntarles y pedir el permiso para publicar fotos de ello y compartir.
A la hora de conversar sobre sus actividades diarias, debemos agregar las preguntas referidas a su vida digital: ¿Qué hiciste hoy en internet, que te gustó y qué no de lo que experimentaste? Promover el uso crítico y responsable, es valioso que incluyan valores como en lo analógico a la no violencia, el cuidado a los demás y a uno mismo, que no den like si ven violencia de un niño a otro y que no las compartan, estas son acciones que revalorizan el sentido común de familia.
Antes de que tu hijo/a baje una app y de crear la configuración de la cuenta de sus redes sociales, tenemos que crear un espacio de confianza y acuerdos, remarcar la importancia de que la cuenta sea privada.
Fuente: Mariana Savid Saravia / lavoz.com.ar