Cristina Arana, psicóloga del área de Educación y Prevención de la Salud Mental en GINSO, facilita una serie de consejos para que padres y adolescentes puedan prevenir y afrontar el ciberbullying en esta época del año.
Con la aparición de las nuevas tecnologías, el acoso escolar se traslada al hogar de los menores a través de redes sociales como WhatsApp, Instagram, TikTok o los videojuegos. Este tipo de violencia, conocida como ciberbullying, tiene la característica de facilitar el anonimato del agresor, de prolongarse en el tiempo, de ser fácil de distribuir y de tener más observadores debido al alcance que tiene, provocando efectos devastadores sobre la víctima. El ciberacoso ocurre por primera vez en niños de entre 8 y 9 años y se da con mayor frecuencia en plataformas como los videojuegos.
Durante las vacaciones de verano, los menores tienen más tiempo libre, lo que causa un aumento en el consumo de redes sociales y, por tanto, mayor exposición a sufrir ciberacoso. Cristina Arana, psicóloga del Área de Educación y Prevención de la Salud Mental en GINSO, facilita una serie de consejos para que padres y adolescentes puedan prevenir y afrontar el ciberbullying a través de la confianza, la seguridad y la comunicación.
¿Cómo se manifiesta y cuál es el perfil de los ciberacosadores?
El ciberbullying puede manifestarse de diversas formas como insultos, burlas, difusión de información falsa, propagación de rumores negativos, publicación de contenido íntimo sin consentimiento y creación de perfiles falsos para suplantar identidades y difamar. La difusión de agresiones en línea, así como los discursos de odio que denigran y acosan a personas por su orientación sexual, género, raza, discapacidad, o creencias, también son muy comunes en internet.
En cuanto al perfil de los acosadores es diverso, aunque suele estar asociado con baja autoestima y dificultades para manejar las emociones, explica la psicóloga Cristina Arana. «Los menores que participan en el ciberbullying a menudo enfrentan problemas de relación y buscan dominar a sus pares, ya sea por su popularidad o por carecer de habilidades sociales», añade.
¿Cómo detectar que un menor está siendo acosado o es ciberacosador?
Algunas de las conductas que demuestran que un menor está siendo víctima de ciberacoso son: cambios bruscos de humor; arranques de ira sin una causa justificada; muestras de agresividad en las relaciones familiares; tendencia al aislamiento; baja motivación para realizar actividades que antes disfrutaba o expresar críticas hacia sí mismos.
Por otro lado, cuando un menor habla negativamente de los demás, critica, discrimina de forma permanente, utiliza un lenguaje soez en el día a día y presenta dificultades para tolerar la frustración y regular sus emociones, mostrando una elevada impulsividad, puede estar ejerciendo ciberacoso contra sus compañeros. «En caso de observar varias de estas características en nuestros hijos o alumnos, será conveniente prestar una atención especial a sus interacciones y su actividad en internet, profundizar en las causas de estas actitudes y ayudarles a desarrollar su empatía, fomentando la cooperación, la responsabilidad ante sus conductas y la ley de oro de las relaciones saludables: trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti», informa la psicóloga.
¿Qué hacer cuando existe un caso de ciberbullying?
Es fundamental que, aparte de los padres y tutores, sean los propios niños los que sepan cómo actuar en caso de que sean víctimas de acoso en verano. Pedir ayuda a un adulto de confianza cuando no puedan solucionar la situación por sí mismos o hacer pantallazos de las conversaciones son algunas pautas a seguir. Además, Arana también incide en la importancia de ayudar a la víctima si otro menor sabe lo que está pasando. «Inculcar a nuestros hijos o alumnado que aunque la persona acosada no sea nuestro amigo, es fundamental cortar la cadena de acoso. Esta figura intermediaria existe y se llama ciberayudante. En nuestras manos está el poder ayudar a los demás, ya que también es algo que nos podría pasar a nosotros», remarca la psicóloga.
Asimismo, ante este tipo de situaciones, los padres pueden optar por herramientas en línea que ayudan a identificar casos de ciberacoso como Incibe, o el programa de GINSO Generación Convive, que ofrece actividades y dinámicas a profesores con el objetivo de reconocer el ciberbullying en el aula. «En cualquier caso, la comunicación personal y directa con nuestros hijos es la herramienta imprescindible para reconocer el caso a tiempo y actuar», reconoce Cristina Arana.
¿Cómo prevenir el ciberacoso antes de que ocurra?
Es fundamental educar a los hijos sobre los peligros que existen en internet y evaluar el nivel de madurez que tienen antes de decidir si deben tener un dispositivo móvil, ajustando la supervisión de su uso en consecuencia. «Al igual que les explicamos desde pequeños que no deben irse con extraños y otras normas sociales de convivencia, también debemos guiarles a través de su socialización digital y advertirles de los peligros. No obstante, tampoco hay que excluir su uso, conocer el nivel de madurez que tiene nuestro hijo para darle o no un móvil, y aplicar la regla de las tres «c» y las dos «f»: comunicación, claridad y cercanía; firmeza y flexibilidad», concluye Cristina Arana.
Fuente: abc.es