Empresas como Google consideran que esta tecnología puede mejorar el acceso y la calidad de la educación.
La inteligencia artificial ya hace parte de muchos aspectos de nuestra vida cotidiana: trabajo, entretenimiento, labores del hogar, todo parece estar impregnado de esta tecnología y la educación no está alejada de este desarrollo, al punto de que algunos expertos ven un futuro en el que la IA asuma roles de mayor valor.
Sal Khan, CEO de Khan Academy, durante una charla en TED hace unos meses, aseguró que habrá una revolución educativa impulsada por la inteligencia artificial, siendo “la mayor transformación positiva que jamás haya visto la educación”.
Palabras que apoyan otros sectores de la industria. Por ejemplo, Sundar Pichai, CEO de Google, considera que el desarrollo de esta tecnología ayudará a romper uno de los problemas de la educación de toda la vida: su acceso.
“Creo que con el tiempo podremos brindar a todos los niños del mundo y a todas las personas del mundo, independientemente de dónde estén y de dónde vengan, acceso al tutor de IA más poderoso”, afirmó en el podcast Harvard Business Review.
Desde Silicon Valley, el centro de desarrollo de muchas empresas en el mundo, siempre se ha buscado un objetivo educativo: crear plataformas de enseñanza automatizadas que personalizan lecciones al instante para cada estudiante.
Todas estas visiones crean un panorama en el que está claro que la inteligencia artificial va a cambiar el modelo educativo que hay en la actualidad. La tecnología se está alistando. La sociedad lo necesita. La pregunta ahora es cómo va a ser esa revolución.
El futuro de la educación con la inteligencia artificial
La tendencia de herramientas de IA generativas como ChatGPT, capaces de responder preguntas de biología y elaborar informes, está renovando el entusiasmo de los expertos por un futuro en la educación automatizada. Sin embargo, los críticos advierten que aún no hay evidencia que respalde la idea de que los chatbots de tutoría transformarán la educación para mejor.
Según Pichai, con el tiempo los maestros bots podrían responder e inspirar a los estudiantes de manera similar a los maestros humanos.
“Imaginen si pudiéramos dar ese tipo de maestro a cada estudiante las 24 horas del día, los 7 días de la semana, siempre que lo deseen, de forma gratuita”, dijo Greg Brockman, presidente de OpenAI, en un episodio del podcast Possible.
Incluso desde la Casa Blanca se muestran convencidos de un futuro de este estilo. Recientemente, en una orden ejecutiva sobre inteligencia artificial, el presidente Biden dirigió al gobierno a “dar forma al potencial de la IA para transformar la educación, creando recursos para apoyar a los educadores que implementan herramientas educativas habilitadas para la IA, como la tutoría personalizada en las escuelas”.
Un ejemplo real de esta revolución es lo que están haciendo en Khan Academy, que en 2023 presentó un chatbot llamado Khanmigo y su único uso era para las aulas de clase. Este chatbot está diseñado para ayudar a los estudiantes a pensar en problemas de matemáticas y otras materias, más no en hacer sus tareas.
Los retos de la IA en la educación
Investigadores educativos instan a las escuelas a ser cautelosas respecto al uso de la inteligencia artificial. Argumentan que los chatbots de IA tienden a inventar información y podrían proporcionar datos falsos a los estudiantes, elevando fuentes poco confiables como autoridades en el aula.
Además, señalan que los sistemas de IA pueden ser sesgados en temas de mucha importancia, lo que impide que maestros y estudiantes comprendan exactamente cómo los chatbots elaboran sus respuestas.
“Hay una prisa por proclamar la autoridad y la utilidad de este tipo de interfaces de chatbot y los modelos de lenguaje subyacentes que los alimentan. Pero la evidencia de que los chatbots de IA pueden ofrecer esos efectos aún no existe”, asegura Ben Williamson, investigador en el Centro de Investigación en Educación Digital de la Universidad de Edimburgo.
Otra preocupación es que el entusiasmo por los chatbots podría desviar la atención de intervenciones más tradicionales centradas en el ser humano y las relaciones que se construyen dentro del aula.
Además, surgen cuestiones de privacidad y propiedad intelectual. Muchos modelos de lenguaje se entrenan con bases de datos de textos obtenidos de internet, sin compensar a los creadores. Esto podría plantear problemas para los maestros sindicalizados preocupados por la compensación laboral justa.
También existe la preocupación de que algunas empresas de IA puedan utilizar los materiales que los educadores ingresan o los comentarios que hacen los estudiantes con fines comerciales. Todo un panorama en el que aún hay mucho por construir, pero donde ya hay bases para darle un giro a la manera en que los niños y jóvenes se forman.
Fuente: Juan Ríos / infobae.com