La IA se ha convertido en una herramienta poderosa que puede amplificar el potencial humano, pero también requiere un enfoque reflexivo y colaborativo en los programas de formación, para garantizar que estas se utilicen de manera ética.
La profunda influencia que la inteligencia artificial (IA) está teniendo en la cotidianidad ha llegado a tal nivel que está transformando el panorama educativo. Desde el lanzamiento de herramientas como ChatGPT y Gemini, la IA ha abierto un mundo de posibilidades, pero también de retos, especialmente para los docentes, instituciones y para los propios estudiantes. Lea también: Descubra cómo una app colombiana está transformando el aprendizaje de idiomas con tecnología
Este es un tema relevante para la educación de hoy, pero también para el futuro de la formación de la fuerza laboral, motivo por el cual desde MindHub, la EdTech con los bootcamps de programación mejor rankeados en Google, analizan las posibilidades que estas herramientas ofrecen y las claves para adoptar estas tecnologías maximizando beneficios y minimizando riesgos.
“Hemos explorado cómo la inteligencia artificial está cambiando una de las industrias más tradicionales, desde personalizar la experiencia de aprendizaje hasta abordar desafíos de alfabetización. Hemos visto cómo la IA no solo presenta oportunidades emocionantes, sino también desafíos éticos y prácticos que debemos enfrentar con cuidado y responsabilidad. El impacto de la IA en la educación implica una transformación en marcha”, afirma Vannesa Taiah, cofundadora de MindHub.
Tipos de IA y su función en la educación
Para entender mejor el panorama es necesario comprender que existen dos diferentes tipos de IA: la IA tradicional, que se enfoca en absorber grandes volúmenes de información y reconocer patrones para crear modelos de predicción y la IA generativa, que está basada en modelos de lenguajes amplios (LLM) y es capaz de generar contenido original. Ambas tecnologías tienen un enorme potencial en el ámbito educativo de acuerdo con MindHub, por ejemplo, estas pueden:
Optimizar tareas tediosas y repetitivas: La IA puede automatizar tareas administrativas y repetitivas permitiendo a los educadores y a los estudiantes enfocarse en actividades más significativas. Esto permite que el docente pueda enfocarse en la parte pedagógica del proceso de enseñanza: el debate entre el alumno y el maestro, el análisis del proceso educativo, la guía y la puesta en práctica de lo aprendido
Complementar acciones humanas: Asistentes virtuales y chatbots pueden proporcionar apoyo a los estudiantes, actuando como tutores. Estos pueden identificar errores en los estudiantes, proporcionar feedback específico y ayudar a mejorar el desempeño de los alumnos. Así se puede garantizar una interacción fluida 24/7 y una respuesta en tiempo real al estudiante.
Personalizar la experiencia de aprendizaje: las herramientas de la IA pueden ofrecer actividades e intervenciones adaptadas a cada estudiante. También puede ayudar a los maestros proporcionando asistentes personales y facilitando experiencias de aprendizaje inmersivas.
Democratización de la educación: La tecnología actual permite un acceso masivo a la información, especialmente a través de internet, haciendo que individuos de diferentes contextos sociales y económicos puedan acceder a conocimientos, educación, salud, oportunidades de empleo y otros recursos que de otra manera estarían fuera de su alcance.
Es importante desarrollar programas adaptados al contexto de las personas para que la digitalización y la tecnología se perciban como aliados para el desarrollo personal y comunitario. Los docentes pueden apoyarse en la inteligencia artificial para diseñar programas de estudio a medida de las necesidades de sus estudiantdenes buscando los contenidos más relevantes de acuerdo con una temática preestablecida, para crear un programa 100% actualizado.
Sin embargo, su implementación no está exenta de desafíos como las trampas en exámenes y tareas, una de las preocupaciones más frecuentes. “Para mitigar este riesgo latente, es necesario diseñar sistemas que eviten el uso indebido de la tecnología, sin caer en la prohibición, sino poniendo el foco en el uso ético y responsable”, señala Taiah.
A esto se le suman los límites que tiene la IA y que impactan en los resultados de sus producciones, como su carencia de emociones, las barreras en la creatividad y adaptabilidad y los riesgos de incumplimiento de las normas de copyright.
No obstante, el futuro de la educación incluye a la IA y debemos recordar que esta tecnología es una herramienta poderosa que puede amplificar el potencial humano, pero también requiere un enfoque reflexivo y colaborativo en los programas de formación, para garantizar que estas se utilicen de manera ética por riesgos como los ya mencionados.
Es por eso que MindHub ya incluye la Inteligencia Artificial en todos sus programas formativos, con el objetivo de preparar a los estudiantes para el mercado laboral del futuro, donde cada vez va a ser más importante usar la IA como aceleradora de procesos repetitivos, mientras la persona se encarga de la creatividad y el pensamiento crítico.
“La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar radicalmente la educación. En MindHub, estamos comprometidos con el uso responsable de la IA para fomentar la creatividad, el pensamiento crítico y la empatía, habilidades esenciales para construir un mundo mejor y más equitativo. Nos mantendremos enfocados en la innovación responsable y en la promoción de una educación inclusiva y accesible para todos”, concluye la cofundadora de MindHub.