Estas IAs generativas te ayudarán a resolver dudas del temario, a crear actividades de refuerzo para el aula y adaptar los contenidos a los estudiantes, atendiendo su diversidad. Explicamos cómo utilizarlas y sus posibilidades en el aula.
Seguro que, en alguna ocasión, has probado herramientas como ChatGPT, Gemini o Copilot. Quizá para redactar un texto, quizá para resolver una duda… O, simplemente, por curiosidad. Pero, ¿has pensado en su potencial para ayudarte a preparar tus clases? Si sabes cómo plantear tus preguntas, te resultarán de gran utilidad para simplificar las tareas docentes y dedicar tiempo a lo que realmente importa: enseñar.
¿Por dónde empezar?
Cualquiera de estos chatbots con inteligencia artificial responde dudas sobre una materia, propone ejercicios, genera explicaciones adaptadas al nivel del estudiante o, incluso, ayuda a planificar clases y recursos didácticos. ¿Por dónde empezar?

Elige una plataforma de IA
Si utilizas en tu día a día Google Workspace for Education estarás acostumbrado a Gemini; si trabajas en un entorno Microsoft, Copilot será tu opción; también puedes recurrir a ChatGPT o a otras IAs generativas online gratuitas.
Configura el rol
Lo ideal es ‘dar instrucciones’ al asistente sobre cómo debe responder. Por ello, es importante especificar a la IA en el papel de quién tiene que ponerse: por ejemplo, un profesor de Secundaria, universitario… y solicitar que adapte el lenguaje al alumnado de esta edad, nivel o formación concreta.
Define el objetivo
¿Quieres que el asistente resuelva dudas de matemáticas, acompañe en la lectura, genere cuestionarios o sirva como apoyo al profesor? En función de lo que necesites, debes elaborar prompts adecuados para encontrar las mejores respuestas. Por ello, es importante detallar en primer lugar la instrucción genérica que hay que darle al chatbot y después se escribe un ejemplo concreto indicando el tema, el curso, la materia… Por ejemplo, a la hora de resolver un problema matemático es importante pedirle los pasos a seguir, no solo la respuesta: “Explícame paso a paso cómo resolver esta ecuación 2×2+3x−5=02x^2 + 3x – 5 = 02×2+3x−5=0 para enseñar al alumnado del primer curso de Secundaria”.
También es posible pedirle resúmenes de 5-6 líneas de un determinado texto o de un libro en concreto que se vaya a estudiar en el aula, en el caso de querer una lectura guiada o especificar qué tipo de preguntas, respuestas, modos de evaluación y para qué curso en concreto se desean cuando se le pida que genere un cuestionario.
Integra recursos educativos
Es posible añadir textos, enlaces o materiales de apoyo para que el asistente los utilice como base. Por ejemplo, los apuntes del temario, fichas de ejercicios o actividades online que puedan complementar los materiales a crear.
Prueba y ajusta
Una vez creado, es el momento de realizar preguntas de ejemplo con el fin de comprobar la calidad de las respuestas y corregir las indicaciones iniciales hasta que el asistente se ajuste a tus necesidades.
Los beneficios de usar asistente educativo
Una vez aportadas las instrucciones necesarias, el asistente puede aplicarse en distintos contextos, como los explicados anteriormente, de tal forma que ofrecen multitud de beneficios tanto para estudiantes como para docentes. Algunos de ellos son:
- Personalización. Cada estudiante recibe respuestas ajustadas a su ritmo y nivel.
- Apoyo al profesorado. Libera tiempo de tareas repetitivas y facilita la creación de materiales.
- Accesibilidad. Puede convertirse en un recurso clave para quienes necesitan un refuerzo constante.
Fuente: Lucía García López / educaciontrespuntocero.com