¿Y si en clase de música, además de aprender a leer partituras o tocar melodías en un instrumento, los estudiantes pudieran probar a componer sus propias canciones? Existen herramientas de inteligencia artificial que hacen esto no sólo posible sino sencillo, enseñando de una manera adaptativa y fomentando la creatividad del alumnado.
Con sus sistemas de retroalimentación automática y análisis en tiempo real, la inteligencia artificial puede suponer un cambio significativo en la enseñanza musical. Permite que cada estudiante pueda aprender a su ritmo y experimentar con la música, hasta el punto de que no es necesario ser un músico profesional para diseñar composiciones únicas.
La enseñanza musical adaptativa
La enseñanza adaptativa utiliza algoritmos inteligentes que, además de procesar toda la información de manera muy rápida y eficiente, analizan el progreso, aprenden del mismo y personalizan las lecciones del alumnado en tiempo real, ajustando así el contenido y el aprendizaje según su rendimiento. Plataformas como Melodics y Yousician están diseñadas para adaptarse al nivel musical del estudiante ofreciéndole una serie de ejercicios personalizados y retroalimentación inmediata.
Por ejemplo, estas plataformas pueden corregir errores en el ritmo adaptando los ejercicios y el tempo hasta que el alumnado supere esa dificultad. También solventan errores en la afinación del instrumento o la técnica, prácticamente al instante. Por lo tanto, este tipo de enseñanza basada mejora la eficiencia en el aprendizaje y aumenta la motivación del alumnado.
Sin embargo, al tratarse de productos comerciales, es fundamental atender los posibles riesgos de privacidad. Muchas de estas aplicaciones recogen datos de sus usuarios, incluyendo sus prácticas y resultados musicales. Para los menores de edad, en particular, es necesario revisar cuidadosamente las políticas de privacidad y asegurar que no se comparta información sin el consentimiento adecuado.
Aprender música al alcance de todos
Tradicionalmente, aprender música o componer era un proceso largo que requería de cierto dominio y acceso a los instrumentos, horas de práctica, así como la formación y orientación de un docente. Aunque la tecnología no sustituye la necesidad de entender los conceptos básicos como el lenguaje musical o la armonía, es cierto que estas herramientas sí hacen más accesible el proceso de exploración musical a través del que cualquier persona, cualquier estudiante, sin importar su nivel o recursos previos, puede acceder a una educación musical de alta calidad.
Después de todo, este nuevo enfoque permite que los usuarios avancen a su propio ritmo, lo cual resulta especialmente valioso para quienes, por motivos económicos y de acceso, no pueden asistir a clases presenciales.
De igual forma, aprender música teniendo como referente pedagógico la inteligencia artificial concede al usuario el poder de diseñar y componer música sin la necesidad de un entorno formal de estudio, aunque no podrá superar, por el momento, la interacción en vivo, el trabajo en equipo y el aprendizaje directo con otros instrumentos reales.
Con las herramientas generadas por la inteligencia artificial cualquier persona puede manipular sonidos, crearlos, experimentar con estructuras armónicas y practicar el acompañamiento de canciones. ¿El resultado? Lograr una base musical sólida de manera interactiva y sin barreras.
Análisis y composición musical en tiempo real
Sigamos en el ámbito de la composición musical asistida por la inteligencia artificial. Veamos. En este campo de la educación musical existen verdaderas joyas tecnológicas que ofrecen la posibilidad de experimentar con el diseño y la creación automática de piezas musicales, AIVA y SUNO AI.
Ambas, de forma general, se centran en la generación de composiciones originales a partir de los parámetros que el usuario define, como el estilo musical, el género o la duración de la pieza. ¿Posibilidades creativas? Todas las del mundo. ¿Necesitamos tener conocimientos avanzados sobre armonía o teoría musical? Pues no.
¿Todo son ventajas educativas para la enseñanza musical? Si hablamos de crear, ampliar y personalizar una composición en tiempo real y que un sistema de inteligencia artificial analice el patrón y diseñe el tema musical deseado, quizás sí, es una gran ventaja educativa.
No obstante, es importante señalar que, aunque estas herramientas apoyan la creatividad y la experimentación, no sustituyen la práctica directa o el desarrollo de habilidades técnicas necesarias para interpretar un instrumento o para recibir retroalimentación en tiempo real sobre la interpretación. Por lo tanto, si bien son útiles en las fases iniciales de composición y creatividad, su uso debe equilibrarse con experiencias musicales tradicionales que involucren la interpretación, la composición y la práctica en un entorno de aprendizaje guiado.
Moises.AI: música por partes
Si Moisés dividió las aguas del Mar Rojo en dos partes, Moises.AI es capaz de diseccionar un fragmento o pieza musical en cinco partes. Esta herramienta utiliza la inteligencia artificial para separar y extraer los elementos de una canción: la voz, la guitarra, el bajo o la batería, permitiendo al alumnado analizar y estudiar estas partes sonoras de forma individual. Además, ofrece la posibilidad de modificar el tempo, la tonalidad o incluso eliminar ciertos instrumentos para que el alumnado preste atención en aquellos que le interesen.
Esta aplicación es particularmente útil para quienes desean aprender a tocar un instrumento especifico dentro de una canción ya que pueden aislar la parte que les interesa y practicarla de manera repetitiva.
Descomponer y manipular una canción preexistente en tiempo real es algo que hasta hace muy poco era solo posible en estudios profesionales de música.
Creatividad sin límites: otras simulaciones interactivas
Existen simulaciones interactivas basadas en inteligencia artificial que son increíblemente valiosas para fomentar la creatividad entre los estudiantes de música. Es el caso de Soundtrap, una plataforma en línea de Spotify, que permite a los usuarios crear, colaborar y experimentar con diferentes estilos y géneros musicales en tiempo real. Se trata de una herramienta de producción musical que ofrece patrones y elementos musicales e incluso la posibilidad de crear música de manera colaborativa con otros usuarios.
Esta aplicación permite una especie de “ingeniería musical” al facilitar la creación de mezclas, capas de sonido y efectos que van más allá de la interpretación básica. Los estudiantes pueden añadir efectos de audio, ecualización y edición digital, habilidades clave en la producción musical moderna.
El futuro de la enseñanza musical
Llegados hasta aquí, nos podemos preguntar si la IA es una aliada para el futuro de la enseñanza musical o, por el contrario, trae consigo una serie de problemas o dificultades añadidas que se ven reflejadas con el tiempo. Como todo en la vida, su uso en el aula de música –y en la educación en general– requiere de un equilibrio entre el aprendizaje formal y las prácticas digitales.
Su uso en las aulas precisa de un acercamiento crítico y supervisado, y también del apoyo por parte de las instituciones para dotar de herramientas a los docentes. Aunque las herramientas de inteligencia artificial pueden ofrecer un soporte educativo importante, no reemplazan del todo la experiencia de tocar con otros músicos, el consejo de un profesor o el valor de practicar en vivo.
En el equilibrio está el secreto, es decir, la combinación de la inteligencia artificial junto con la práctica formal y el conocimiento en vivo permite acercar la música a un público más amplio y hacer que el aprendizaje sea mucho más accesible para todos aquellos que deseen componer o interpretar. De esta forma la inteligencia artificial puede ser una aliada magnífica para convertir el aprendizaje y la creación de musical en algo más inclusivo, interactivo, creativo y divertido.
Fuente: Rafael Ángel Rodríguez López / theconversation.com