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El acceso a internet ha igualado las condiciones en el sector educativo, dando oportunidades de aprendizaje a cualquier persona que tenga una computadora.
En los últimos dos años, la tecnología ha transformado la educación en todo el mundo. Las aulas virtuales, que no conocen fronteras físicas y pueden llegar a cualquier persona con una computadora conectada a internet, están encontrando un lugar en la vida de quienes experimentan un necesario cambio de hábitos, reforzado por la transformación digital en todas las industrias.
América Latina, en particular, marcada por una enorme brecha educativa y un gran potencial de mercado, está atrayendo la atención de las empresas de educación en línea. Esta industria, conocida como edtech, evoluciona con fuerza y tiene a la región en el punto de mira. A causa de la pandemia, millones de estudiantes en Latinoamérica abandonaron sus estudios, viendo en la tecnología su única opción para continuar su educación.
Tan sólo en México, un total de 5.2 millones de estudiantes dejaron la escuela en 2020. De ellos, el 26.6% lo hizo porque sus familias consideraron que las clases no presenciales son poco funcionales para el aprendizaje; el 25.3%, porque alguno de sus padres o tutores se quedó sin trabajo; y el 21.9% reportó no inscribirse por carecer de una computadora u otro dispositivo electrónico o no tener conexión a internet, reveló una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
DEL ESTADIO A LAS AULAS VIRTUALES
La historia de esta plataforma de educación online comenzó, curiosamente, en un estadio de futbol. Hace casi 10 años, Byju Raveendran, un profesor indio, apasionado por las matemáticas, que daba clases particulares a sus familiares, amigos y estudiantes que buscaban aprobar sus exámenes, se plantó en el estadio cubierto más grande del país asiático, ante una multitud de estudiantes, para impartir una lección.
Esta hazaña ocurrió antes de que Raveendran, un ingeniero, hijo de profesores de Física y Matemáticas, decidiera lanzar una aplicación de aprendizaje que pudiera superar las barreras físicas y llegar a más personas que las alcanzadas en ese entonces. Hoy, esa plataforma, llamada BYJU’s, tiene más de 35 millones de descargas y es la empresa de tecnología educativa más valiosa del mundo, con una valoración de 16,500 mdd.
A principios de este año, en BYJU’s se informó que había acumulado más de 80 millones de usuarios, de los cuales 5.5 millones son suscriptores de pago. Este ritmo de crecimiento ha acelerado sus planes de expansión y Latinoamérica está ahora en la mira de esta empresa.
Hace un año, BYJU’s Future School llegó a México con “la iniciativa de cambiar la mentalidad de los niños y convertirlos de consumidores a creadores de tecnología”, comenta Carlos Lieja, director general de BYJU’s México, en entrevista. Con este objetivo, la empresa decidió traer al país clases de Programación y Matemáticas para niños de 5 a 17 años, en un modelo síncrono, que significa que los alumnos estudian bajo un modelo de enseñanza en línea que incluye herramientas de comunicación en tiempo real con los profesores.
Actualmente, la empresa cuenta con más de 600 docentes locales activos en la plataforma. En su primer año en México, BYJU’s registró más de 8,000 alumnos y ahora se ha puesto como meta llegar a 20,000 para finales de 2022. Y, aunque la apuesta en México es alta, la compañía ve al país sólo como la “punta de lanza” para conquistar el mercado latinoamericano, pues es desde aquí que lanzará sus operaciones en Colombia, Argentina, Chile y Perú.
“La razón por la cual India avanza a esta velocidad en la actualidad es porque hace más de 20 años decidieron que la ciencia, la tecnología y la educación iban a ser los pilares educativos de su infancia. Es en los niños donde se puede crear el mayor impacto y eso es lo que nosotros buscamos hacer en América Latina a través de la educación”, dice Lieja.
NECESIDAD QUE CRUZA FRONTERAS
Lo que comenzó hace seis años como un servicio de WhatsApp, que los niños utilizaban para hacer preguntas y conectarse con profesores para resolver sus dudas, hoy es GoStudent, un marketplace que conecta a estudiantes de primaria y secundaria con docentes, en un entorno virtual y que hoy cuenta con más de 15,000 tutores en 20 países, incluido México.
“Fue un momento muy divertido porque nosotros éramos algo así como los primeros profesores. Respondíamos a las preguntas y, en algún momento, fue demasiado [el volumen de cuestionamientos]. A los niños les encantó que el servicio fuera tan fácil y sencillo de usar, y eso nos dio confianza: estábamos en el camino hacia algo más grande. Nos dimos cuenta de que los niños necesitaban ayuda en la escuela, que la conexión con sus profesores no era perfecta, y eso era algo que podíamos mejorar”, cuenta Felix Ohswald, fundador de GoStudent, en entrevista con Forbes México.
Para Ohswald, no sólo en Europa, sino también en América Latina, es difícil encontrar buenos docentes y tener acceso a ellos. “En países como México, Brasil, Colombia o Chile, el problema de fondo para encontrar grandes profesores es muy similar al de Francia, Reino Unido, Italia, España u otros mercados del mundo”, explica el emprendedor. “En la escuela descubrimos que la calidad de la educación depende mucho de la calidad del profesor”.
Teniendo esto en cuenta, gran parte de los esfuerzos de GoStudent se centra en encontrar a los profesores que mejor se adaptan a las necesidades de cada alumno. Esto, explica Gregor Müller, cofundador de GoStudent, va de la mano de un producto fácil de usar, para que los niños y los padres puedan acceder a las clases y programarlas fácilmente. Según datos de la empresa fundada en Austria, sólo seleccionan entre 5 y 10% de los profesores que solicitan unirse a la plataforma.
“Realmente evaluamos las habilidades de los profesores en cuanto a la materia que quieren enseñar. Luego evaluamos, durante una entrevista, sus habilidades pedagógicas y de empatía, porque puedes ser muy bueno en Matemáticas, pero carecer de las habilidades necesarias para enseñarle a los niños”, explica Laura Warnier, directora de Crecimiento de GoStudent.
Una vez que la empresa se asegura de seleccionar a los profesores adecuados, recurre a la tecnología y al análisis de datos para hacer un seguimiento del progreso de los alumnos. Un claro ejemplo de cómo GoStudent busca hoy apoyarse en las nuevas herramientas digitales adecuadas es un proyecto que está llevando a cabo, en el que rastrea la voz y las expresiones faciales de los estudiantes durante las clases para ver qué emociones positivas o negativas surgen. Con este proyecto, la empresa pretende generar información sobre cuándo son los mejores momentos para tomar una clase y si el profesor encaja bien con el alumno.
“Esto es algo realmente nuevo e innovador y es algo en lo que nos centraremos cada vez más. Los primeros resultados son muy prometedores y hemos aprendido que podemos utilizar [este proyecto] para aumentar aun más la calidad de nuestros tutores y de todo nuestro servicio”, cuenta Müller. De acuerdo con datos de Statista, se prevé que el gasto en realidad aumentada y virtual en la industria edtech crezca de 1,600 mdd en 2018 a 12,600 millones en 2025.
Para el mercado mexicano, explica Thibaud Loufrani, Country Manager de GoStudent, la startup está en proceso de ampliar su portafolios, que actualmente incluye más de 30 materias, que van desde Matemáticas hasta idiomas y Música.
Parte de la estrategia para el país también incluye explorar la posibilidad de ofrecer clases semi grupales para hacerlas más accesibles, ya que la barrera económica en la región es un reto que ha identificado para crecer con la plataforma a nivel nacional. “Cuando vamos a Alemania, casi el 100% de la población puede pagar nuestro servicio. Para algunos es más difícil y tienen que hacer algunos sacrificios, pero, aun así, pueden hacerlo. En México, hay personas para quienes tener acceso a una educación privada resulta imposible”, comenta Warnier.
En los últimos años, se ha producido una aceleración extrema en la adopción y el uso de productos educativos digitales y, aunque aún hay muchos problemas por resolver en el sistema, los fundadores de GoStudent confían en que, en los próximos cinco años, se verá un rápido crecimiento en las soluciones educativas. “Habrá mejores servicios que cubran las necesidades de los estudiantes después de la escuela y también soluciones que ayuden a los maestros a mejorar. Al mismo tiempo, el desarrollo del sector hará que los precios de estos servicios sean más asequibles y puedan alcanzar a más personas”, dice Ohswald.
TERRENO DE JUEGO NIVELADO
La desigualdad de oportunidades en Latinoamérica fue la razón principal que motivó a Freddy Vega y Christian Van Der Henst a crear una plataforma educativa que diera piso parejo para todos. Fue así, como en 2014, nació Platzi, la escuela de tecnología que hoy es la más grande del mundo hispano para profesionales que buscan desarrollarse en la industria de la tecnología.
“Uno no puede cambiar el mundo, pero puede elegir en qué enfocarse. Christian y yo decidimos hacerlo en la igualdad de oportunidades a través de la educación. Sabíamos que cualquier persona que tuviera una computadora conectada a internet podía trabajar o construir algo en la industria más importante de la historia humana reciente. Para formar parte de la industria de la tecnología, no necesitas materia prima, sólo una computadora conectada a internet”, dice, en entrevista, Freddy Vega, fundador y ceo de Platzi.
Y, pese a que el emprendedor ha visto cómo se ha desarrollado la industria desde hace más de una década, la pandemia, explica, causó una “bifurcación extrema y absurda” entre todas las industrias y el sector tecnológico. “Hoy en día, si te gradúas en Derecho, Administración de Empresas o Comunicación, muy probablemente vas a sufrir mucho para encontrar empleo y tu vida va a ser muy difícil. Pero si estás en tecnología, no es así. No importa si eres recién graduado, esta industria no va a parar de crecer y el talento es escaso”, comenta. De acuerdo con la empresa de origen colombiano, actualmente, alrededor de 100,000 personas se gradúan anualmente de instituciones de educación formal en la región en carreras de tecnología; sin embargo, la industria necesita 1 millón de personas nuevas en el mismo periodo. “Esto significa que estamos generando sólo el 10% del talento que se necesita”, dice el directivo.
Para Vega, la pandemia demostró que los niños no aprendían adecuadamente con las clases tradicionales en línea, ya que todos los seres humanos aprenden a su propio ritmo y bajo sistemas variados. En Platzi, asegura, entienden que las personas son diferentes. “Los alumnos no tienen un horario; forman parte de una comunidad creada específicamente para su forma de aprender y, a partir de ahí, crean un plan adaptado a su tiempo”, explica.
Este fenómeno, que ha recorrido Latinoamérica, no es muy distinto en México. Sin embargo, Vega destaca que la cercanía del país con Estados Unidos ha generado que muchas personas trabajen para empresas de ese país, atraídas por los mejores sueldos. “Antes, había fuga de cerebros; ahora, la gente trabaja desde su país para Silicon Valley. La lucha por el talento local está cambiando gracias a que internet es un igualador global de condiciones. La gente, para aprender, está confiando hoy en plataformas como Platzi, y eso no va a cambiar,” dice Vega.
Hoy en día, Platzi tiene 3 millones de estudiantes en diferentes partes de América Latina. De éstos, aproximadamente el 70% aumenta sus ingresos al doble o hasta 10 veces, de por vida. De acuerdo con la empresa, 50% de sus estudiantes ingresan a la plataforma ganando alrededor de 300 dólares (6,090 pesos) al mes, cifra que aumenta a 3,000 dólares (60,904 pesos) después de dos años, estudiando una hora al día, durante un año. “Esto no sólo los eleva a ellos, sino también a sus familias y comunidades. Los amigos de estas personas ven la evidencia de que no están condenados a vivir en el lugar y las condiciones en que crecieron”, explica Vega.
El impacto de Platzi no se detiene ahí. Según un estudio realizado por la startup, una treintena de empresas creadas por sus estudiantes ha conseguido más de 1 mdd en capital de inversión o facturan más de 1 mdd al año en ventas. Además, 24 empresas han entrado en Y Combinator y cuatro facturan entre 10 y 40 mdd al año.
“El aprendizaje, en su naturaleza, está cambiando. La mayoría de nosotros y nuestros padres crecimos en un entorno donde el diplomado de universidad era el ticket mínimo para acceder a la clase media. Si no ibas a la universidad, estabas condenado a vivir en una situación de pobreza o de clase media baja. El mundo es maravilloso, pero las oportunidades no están justamente distribuidas. La educación no es la única respuesta al respecto, pero sí es la única estrategia para triunfar en un mundo cuya tecnología y ciencia no paran de evolucionar”, asegura Freddy Vega.
Fuente: Andrea Villar/ forbes.com