En este nuevo escenario, los profesores deberán adaptarse rápidamente e ir más allá del manejo de aplicaciones y plataformas.
Con el COVID-19 vigente en el mundo por un tiempo indeterminado, diferentes medidas gubernamentales de protección modificarán las dinámicas sociales, donde la educación también tendrá cambios. Para evitar la propagación del virus, la educación hibrida surge como una de las herramientas para que las personas puedan seguir desarrollando sus estudios. Los modelos online de la educación superior han tenido un crecimiento de 30% interanual, según el informe ‘La educación superior a distancia en América Latina y el Caribe’, por lo que tienen suficientes argumentos para complementarse con la presencial.
Al respecto, Miguel Ángel Suvires, director del Área de Educación de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), destacó: “En los nuevos escenarios educativos que nos encontramos, donde la brecha entre docencia presencial y online se ha acortado; ambas están cada vez más entrecruzadas y sus diferencias quedan difuminadas, el papel docente debe ser -hoy más que nunca- diseñar experiencias de aprendizaje bajo la educación híbrida”.
Así mismo, Suvires expresó que los alumnos ya no necesitan una figura relevante como los docentes para que les transmitan conocimiento, ya que los contenidos de enseñanza pueden encontrarse en diversas fuentes y a través de internet. Los profesores deben crear contextos de aprendizaje donde los estudiantes deben desarrollar distintas competencias.
Estas situaciones de aprendizaje para el desarrollo de aptitudes pueden realizarse tanto en la docencia presencial como virtual, por ejemplo, en VIU, existe el modelo virtual, pero se ponen en práctica las competencias por medio de metodologías activas como el diseño de proyectos, la resolución de problemas, el estudio de casos y las simulaciones, entre otras. Muy en sintonía con otras instituciones de educación superior que están dando la teoría por medio de las aulas virtuales y para el caso de los talleres o laboratorios, sí asisten de forma presencial, para disminuir de esa manera los desplazamientos en transporte público, algo que buscan los gobiernos bajo la coyuntura de la pandemia.
Uno de los desafíos del modelo híbrido es que la competencia digital de los maestros debe estar en continua actualización, pero no debe enfocarse en el aprendizaje del uso de herramientas que pueden quedarse rápidamente obsoletas y ser sustituidas por otras nuevas. Esta ‘actualización’ de habilidades debe desarrollarse dos aspectos claves: las metodologías activas en contextos digitales y el uso de las tecnologías digitales para evaluar.
“En la formación inicial y continua de los profesores de VIU, también se potencia otro aspecto que consideramos fundamental para que los maestros puedan mantenerse actualizados: el desarrollo de los entornos personales de aprendizaje, que consiste en enriquecer los recursos que tenemos disponibles para aprender, de esa forma, cada docente, de manera autónoma, tiene la capacidad de saber encontrar los recursos necesarios para resolver los problemas a los que se enfrenta o de colaborar con otras personas para solventarlos”, precisó el director
De igual manera, el uso de las nuevas tecnologías no debe aplicarse a ciertos contenidos o asignaturas, sino que debe destinarse al desarrollo de una competencia digital de los alumnos de forma transversal, al igual que se desarrollan otras competencias como el sintetizar, los trabajos en equipo o las habilidades para hablar en público, entre otras.
La interiorización de tecnologías digitales ya no se limita a prepararse para realizar trabajos de índole tecnológica; sino de ser digitalmente competentes, para poder desarrollarse plenamente como ciudadanos en un contexto de la sociedad digital, donde claramente, las nuevas generaciones tienen ciertas ventajas.
Alumnos y profesores que aún se encuentran en una brecha digital no solo tendrán afectaciones laborales o académicas, sino que también tendrán enormes desafíos en la vida cotidiana, al punto de quedarse aislados en ciertas circunstancias o entornos, quien digitalmente no sea competente para informarse, comunicarse, realizar gestiones o incluso para el ocio, se verá en serios problemas, más en la actualidad que ha generado el coronavirus.
Para concluir, Suvires advirtió: “Las tecnologías se desarrollan a una velocidad que apenas nos permite asimilarlas y dominarlas para poder utilizarlas en la docencia, por ello, la importancia de la competencia digital de los profesores no reside en el uso de herramientas o aplicaciones concretas, sino de tener la capacidad de catalogarlas en áreas de competencia digital: ya sea para buscar y gestionar la información, comunicarnos y colaborar en contextos digitales o para crear contenidos digitales. Los maestros no deberán ser expertos en manejar herramientas concretas, sino en adaptar cualquier tecnología o aplicación en la docencia y en proponer la realización de actividades que desarrollen estas áreas de competencia digital”.
Fuente: americaeconomia.com