El rol de los prosumidores en la educación (iStock)
Se trata de un modelo revolucionario que plantea un reto a la educación formal, promueve la participación crítica, colectiva y creativa de los estudiantes y atiende a las demandas de la alfabetización contemporánea.
En la actualidad, la narrativa transmedia adquiere una dimensión novedosa, que gira en torno a la creación de un mundo ficcional amplio y coherente, planificado desde un núcleo creativo centralizado y compartido en múltiples formatos, para lo cual el surgimiento de las tecnologías digitales y telemáticas juegan un papel clave, tanto desde la producción como desde la recepción colaborativa. Esa intervención co-productiva de los usuarios empoderados de las TEP (Tecnologías para el Empoderamiento y la Participación) es la que le otorga un particular vigor a este fenómeno.
Gracias a ella se promueven las habilidades requeridas para la creación de historias paralelas o amplificadas de una trama circunscripta a un canon (línea argumental principal del relato), pero que se escapa a los territorios del fandom (conjunto de aficionados a las historias, quienes participan activamente en ellas).
Es posible, entonces, descubrir oportunidades comunicativas y encontrar estrategias que puedan utilizarse y desarrollarse para aprovechar esta situación y potenciarla. Esto presupone concebir a los usuarios/estudiantes en un rol de prosumidores (productores y consumidores de conocimientos), donde logran ser protagonistas en la creación y difusión de contenidos vinculados con la narrativa transmedia.
Dentro de este contexto, adquiere un papel primordial la multialfabetización, comprendida como la aproximación a la alfabetización centrada en el uso del lenguaje, según las distintas situaciones sociales y culturales y la multimodalidad de las comunicaciones, especialmente en el contexto de los nuevos medios existentes hoy en día. Los especialistas Bill Cope y Mary Kalantzis identifican dos ejes a los cuales la multialfabetización da respuesta, en oposición a la alfabetización tradicional: 1) la multiplicidad de canales y medios de comunicación, así como la variedad de formatos de texto y 2) el incremento de situaciones de diversidad cultural y lingüística en un mundo globalizado en el cual las culturas se interrelacionan.
Este concepto da lugar a la pedagogía de las multialfabetizaciones, que se vincula con el aprendizaje basado en el constructivismo social. Esta relación sustenta sus bases en la participación activa del estudiante durante el proceso de aprendizaje, la consideración de los saberes previos, el aprendizaje basado en la colaboración y como producto de la experiencia.
Asimismo, dichas concepciones se enmarcan dentro de la alfabetización emancipadora de Paulo Freire y Donaldo Macedo, ya que el proceso de formación del sujeto cognoscente se convierte en el cimiento necesario de una actividad cultural que tienda a la libertad. Es por ello que un modelo educativo integral para las multialfabetizaciones requiere el desarrollo de cuatro dimensiones formativas:
1) Dimensión instrumental: Saber manejar el hardware y el software de los distintos recursos tecnológicos.
2) Dimensión cognitiva: Desarrollar habilidades de uso inteligente de la información y la comunicación (buscar y seleccionar datos, reconstruir, intercambiar y difundir información con distintos códigos).
3) Dimensión actitudinal: Desarrollar actitudes racionales ante la tecnología (ni tecnofobia ni tecnofilia) y actitudes positivas en la comunicación.
4) Dimensión axiológica: Adquirir criterios para el análisis crítico de la información y valores estéticos con el uso de la tecnología y la comunicación.
En este escenario tan amplio y divergente, es preciso que el docente del siglo XXI reconsidere cuáles serán los métodos de enseñanza afines a los estudiantes (impartidos desde un enfoque constructivista) para que logren la adquisición de un verdadero aprendizaje significativo. Por esta razón, es fundamental que los educadores se capaciten constantemente en el conocimiento y la utilización de las nuevas metodologías y herramientas pedagógicas, ya que estas se van instaurando como eficaces recursos áulicos que pueden aplicarse en todas las asignaturas, niveles y modalidades del sistema educativo.
Como bien sostuvo Mc Luhan: “Todas las tecnologías tienden a crear un nuevo ambiente humano. Ellas no son simplemente inertes contenedores de seres humanos: son procesos activos que remodelan igualmente los seres y otras tecnologías. Cuando una sociedad inventa o adopta una tecnología que da predominio o nueva importancia a uno de sus sentidos, la relación de los sentidos entre ellos se transforma. El hombre se transforma”.
Fuente: Cecilia Frontera/ infobae.com