El profesorado ha pasado por un proceso de aprendizaje y cambio de planteamiento pedagógico con el fin de adaptar las clases y contenidos a la nueva realidad. | Fuente: Shutterstock.
Con la pandemia, miles de docentes han tenido que adaptarse a la educación a distancia, incluso sin tener la capacitación y las herramientas adecuadas. Además, la COVID-19 ha dejado repercusiones profundas en la remuneración y el empleo del personal educativo.
La educación ha cambiado bastante el último año: la emergencia sanitaria hizo necesaria acelerar la implementación de la educación a distancia. Ante las restricciones preventivas para evitar el contagio de la COVID-19, se puso en marcha el programa Aprendo en Casa, para que los y las estudiantes puedan recibir clases por radio, televisión y web, asegurando así la continuidad del año escolar.
El proceso de adaptación y desarrollo de las clases a distancia ha sido bastante difícil, no solo para el alumnado, que en muchos casos ha requerido de apoyo familiar a nivel emocional y económico, sino también para el profesorado, que ha pasado por un proceso de aprendizaje y cambio de planteamiento pedagógico con el fin de adaptar las clases y contenidos a la nueva realidad. En ese sentido, la crisis no solo nos recuerda cuán esenciales son los y las maestras, sino que también nos alerta sobre la mala situación en que se encuentran.
El informe “La educación en tiempos de la pandemia de COVID-19”, elaborado por La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la UNESCO, señala que las nuevas demandas encuentran a las y los docentes con una formación y recursos insuficientes, lo cual dificulta adecuar la oferta y los formatos pedagógicos a los estudiantes en entornos desfavorecidos. Además, resalta que incluso antes de la pandemia, el personal docente ya contaba con pocas oportunidades y muchas dificultades.
El personal docente y las herramientas digitales
El informe de CEPAL y UNESCO también resalta que esta nueva realidad ha empujado a los profesores y profesoras a emplear plataformas y metodologías virtuales con las que no necesariamente se encontraban familiarizados. En el Perú, el 55% de docentes no poseía habilidades para el uso de tecnología, según datos del Ministerio de Educación (Minedu), lo cual dificultó su propio desarrollo profesional y la educación a distancia de calidad.
Además de la falta de capacitación, otro problema que enfrentan los maestros y maestras es la falta de recursos y conectividad: alrededor de 69 000 docentes a nivel nacional carecen de acceso a una computadora o una laptop y 136 000 no cuentan con el servicio de Internet en su hogar, lo cual se agrava en zonas rurales, según datos de la última Encuesta Nacional a Docentes de Instituciones Educativas Públicas y Privadas (ENDO) realizada en 2018.
A esto se le suma la pobre infraestructura de las instituciones educativas, pues, al 2019, el 79% de colegios públicos no contaba con Internet (90% de primaria y 73% de secundaria), según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Además, en el país existen 8 alumnos por computadora en primaria y 6 en secundaria, es decir, hacen falta equipos y conexión.
Adicionalmente, las Naciones Unidas, en su “Informe de políticas: La educación durante la COVID-19 y después de ella”, alerta que, durante la pandemia, el desarrollo profesional de los docentes se ha desplazado a medios en línea o se ha difundido a través de aplicaciones de vídeo; sin embargo, los docentes marginados pueden perderse de este apoyo al no contar con los recursos y orientación.
Nueva realidad docente: Más horas de trabajo y menos apoyo
La educación a distancia también ha incrementado las responsabilidades de los docentes, lo cual se traduce en más tiempo de trabajo para preparar las clases, lograr una conexión adecuada a Internet y realizar el seguimiento a los estudiantes. A esto hay que sumarle también que los mismos profesores y profesoras son padres o madres y han tenido más responsabilidades en casa durante la pandemia.
No cabe duda de que el profesorado ha intensificado su trabajo en la nueva realidad, pero esto no necesariamente ha venido de la mano con un incremento en el salario o en los recursos que se les ofrecen. Al contrario, las Naciones Unidas destacan que los cierres de escuelas por la COVID-19 han tenido repercusiones profundas en la remuneración y el empleo del personal educativo.
Las suspensiones de empleo y los retrasos en el pago de los sueldos son algunos de los problemas que ha dejado la emergencia. Así, por ejemplo, “en los países de ingresos bajos en particular, donde los padres dejaron de pagar la matrícula o los docentes no podían enseñar a distancia, los docentes perdieron sus medios de vida”. Así, muchos de ellos tendrán que buscar fuentes alternativas de ingresos, no se podrá lograr una educación a distancia de calidad, y, a futuro, puede darse una escasez de docentes.
¿Qué tener en cuenta para mejorar la situación del profesorado?
Según el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) los nuevos canales de educación a distancia deberían seguir aplicándose una vez finalizada la pandemia de COVID-19, pero es necesario realizar una capacitación intensiva a los docentes para que su trabajo sea más eficiente y también trabajar con los padres de familia para que acompañen y ayuden en el progreso educativo de sus hijos e hijas.
En esa línea, CEPAL destaca que “los nuevos formatos requieren de docentes formados y empoderados para que puedan tomar decisiones pedagógicas sobre la base de los lineamientos curriculares y las condiciones de sus estudiantes”. Además, recalca que el cuerpo docente necesita tiempo y orientación para explorar las nuevas herramientas y formatos.
A la vez, subraya que necesitan apoyo en las siguientes áreas: formación, asesoría y recursos para trabajar en formatos de educación a distancia, incluido el uso educativo de las TIC; apoyo para profundizar los avances en la innovación metodológica y la implementación de formas alternativas de enseñanza; resguardo prioritario de la salud y apoyo socioemocional; garantía de continuidad laboral y de condiciones laborales decentes; y fortalecimiento de las redes locales de profesorado mediante espacios de apoyo y aprendizaje.
Por su parte, las Naciones Unidas hacen énfasis en que el apoyo psicológico va a ser fundamental para que el profesorado pueda responder a las necesidades de los alumnos. Sin este apoyo, “la tensión puede llevar al agotamiento y provocar altas tasas de absentismo, e incluso empujar a algunos profesores a abandonar su empleo”.
En sus “Propuestas del Bicentenario – Educación”, Videnza Consultores resalta que se debe revalorar la carrera docente. Para ello, señala la urgente necesidad de fortalecer las escuelas superiores de formación docente, así como las carreras públicas y el bienestar docente. Finalmente, ante la eminente reapertura de escuelas, es necesario garantizar la seguridad de todos, alumnos y profesores, a partir del uso de mascarillas, lavado de manos, distancia mínima, desinfección de espacios y de enseñanza de prevención ante el coronavirus.
Fuente: rpp.pe