“En el umbral del asombroso crecimiento de la ciencia y la tecnología de nuestro pasado más reciente, algunas áreas en la actividad humana han sufrido un megacambio. Las telecomunicaciones, el ocio y el transporte, así como la medicina, se hallan entre estas áreas; pese a esto la escuela permanece como notable excepción».
Papert, S.
S, Papert, en su libro la máquina de los niños, nos relata las posibles impresiones de un grupo de cirujanos y educadores de una escuela del pasado si este tuviera la oportunidad de poder viajar hacia el tiempo presente.
¿Qué sucedería, entonces, si este grupo de viajeros del siglo pasado pudiera comprobar qué cambios habrían acontecido en relación con sus profesiones?
En el caso de los cirujanos, según comenta el autor en su narración, estos sentirían una profunda sensación de desconcierto si visitaran el quirófano de un hospital moderno debido a que, aunque reconocieran el espacio e inclusive pudieran detectar cuál es el órgano enfermo, no serían capaces de explicar para qué sirven los instrumentos y los equipos que allí se utilizan actualmente.
Paralelamente, Papert narra cómo experimentarían los docentes del pasado un posible “encuentro con las aulas del futuro”.
Si bien los maestros podrían desconcentrarse ante la presencia de ciertos objetos y ante la aplicación de ciertas técnicas, todos ellos podrían entender perfectamente la finalidad de lo que se estuviera llevando a cabo y, a su vez, estarían capacitados en forma adecuada como para, hacerse cargo de la clase.
No es necesario que pensemos en cirujanos o en complicados laboratorios científicos para tener conciencia de cuáles han sido los impactos de la tecnología en nuestro mundo moderno. Esto se debe a que, para caer en la cuenta de los rotundos cambios que han acontecido a nuestro alrededor en un tiempo tan relativamente corto, simplemente basta con que miremos los artefactos que nos rodean en la cocina de nuestro hogar o en nuestro comedor y que los comparemos, entonces, con aquellos que existían hace veinte o treinta años.
Por distintas razones, los ámbitos educativos son un sector tradicionalmente poco dado a novedades y cambios. En relación con esto, muchos afirman que la escuela no es precisamente un ambiente en el que la tecnología (en el sentido artefactual) tenga un papel relevante para las tareas que allí se realizan. De hecho, los educadores, por lo habitual y salvo honrosas excepciones, se han mostrado bastante recios a incorporar novedades en su estilo de hacer las cosas.
De este modo, en muchas ocasiones en las que la tecnología ha entrado en la institución escolar, lo ha hecho con mucha timidez y casi sin alterar la esencia que caracterizaba los procesos educativos tradicionales.
No obstante, la revolución tecnológica que acontece hoy en día ejercerá sus influencias sobre la educación formal de diferentes maneras, en un momento u otro. Los diversos congresos, documentos, estudios, investigaciones, etc., que se han estado realizando sobre la sociedad de la información destacan un hecho importante: la sociedad de la información será la sociedad del conocimiento y del aprendizaje.
Tal vez uno de los mayores problemas en los ámbitos educativos sea que los profesionales de la educación no cuentan con una formación adecuada que les permita entender cabalmente la complejidad de los fenómenos de la sociedad tecnológica; evaluar, seleccionar y desarrollar las tecnologías adecuadas para llevar a cabo su función y, por último, adoptar posturas fundamentadas, basadas en el conocimiento y la deliberación y no en el miedo y la ignorancia, sobre la necesidad, la conveniencia y las consecuencias del uso de una determinada tecnología.
Actualmente, los procesos de culturización son asumidos en parte por las instituciones educativas, pero también por la familia y, en gran medida por los medios de comunicación (la prensa, la radio, la tv. Internet, entre otros). De este modo, la escuela pierde relevancia social y cultural, mientras que ganan prestigio las tecnologías de la información y la comunicación. En este contexto la identidad de la escuela se va desdibujando.
La educación es una tecnología social, los libros, la radio, la televisión, las computadoras, etc, no son los únicos artefactos tecnológicos que pueden ampararse bajo el concepto de tecnología educativa.
No obstante, pensar que la problemática de la educación en la actualidad pasa solamente por “problemas técnicos” es enmascarar los verdaderos problemas del campo educativo, que requieren de nuestro mayor esfuerzo reflexivo, de procesos de deliberación y de nuestro más cabal juicio crítico.
Todo educador hace uso de la tecnología cuando imparte conocimiento a sus alumnos. En este sentido, tanto la adopción de un método expositivo como la manera de agrupar a los estudiantes en el salón de clases, la utilización de libros de texto, la planificación, la tiza y el pizarrón, todos estos son aspectos que aluden a elementos tecnológicos.
A partir de lo antes expuesto, creo que es necesario que comencemos a plantearnos instancias en las que podamos realizar una reflexión profunda y consciente acerca de las tecnologías que han predominado en las aulas, a fin de ratificar o rectificar nuestras prácticas pedagógicas cotidianas y de evaluar la utilización que hacemos de los distintos tipos de tecnologías.
Embajadora Digital en Venezuela, Dra. ANA YELENA GUÁRATE.
Coordinadora de la línea de Investigación Extensión Universitaria UPEL Venezuela
1 comentario
Adolescentes devem ser monitorados, nunca sabemos o que fazem quando não estamos por perto. É por isso que utilizo o aplicativo https://brunoespiao.com.br/espiao-de-internet , com esse ele no celular do meu filho eu consigo ver tudo o que ele faz quando não estou perto é muito bom recomendo.