Las aulas virtuales tienen actualmente un lugar preferente dentro del ámbito educativo en la mayoría de los países. El contacto físico no es posible o seguro, y se hace imprescindible promover la reflexión y mantener la conexión social como herramienta fundamental para el aprendizaje, en el que hay que dar un uso adecuado a las herramientas tecnológicas.
Desde hace cierto tiempo nos encontramos ante un mundo digital que cada vez está más hiperconectado, siendo la información uno de los grandes avances de las últimas décadas.
Este adelanto en la humanidad ha generado cambios en la cultura, la sociedad, la economía, y por supuesto, la educación no ha quedado al margen de ello. Nuevas metodologías son necesarias para adaptarse a los cambios y tras la irrupción de la pandemia por Covid se hace más necesario un distanciamiento social y asumir el reto de continuar las actividades educativas en nuevos escenarios.
Las aulas virtuales tienen actualmente un lugar preferente dentro del ámbito educativo en la mayoría de los países. El contacto físico no es posible o seguro, y se hace imprescindible promover la reflexión y mantener la conexión social como herramienta fundamental para el aprendizaje, en el que hay que dar un uso adecuado a las herramientas tecnológicas.
Un aspecto relevante a considerar en este proceso de incorporación de las tecnologías en las escuelas, es que el equipo directivo asuma con liderazgo y formule una serie de proyectos didácticos ejecutables que produzcan cambios profundos en relación con la tarea áulica, que incluyan la capacitación de los docentes y la utilización de herramientas innovadoras dentro de un marco pedagógico. Todo esto aunque se escribe fácil, es un proceso complejo que necesita de mucho trabajo cooperativo por parte de toda la comunidad educativa implicada en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Como hemos visto a lo largo del último año, la integración de la tecnología nos ha ayudado a superar obstáculos que creímos insuperables, pero ella también puede crearnos barreras si no se utilizan de la forma adecuada. Es por esto que se hace necesaria una constante actualización profesional donde lo digital tiene un papel primordial. Se trata de evitar que surja la pregunta: ¿Cómo enseño lo que no sé? Lastimosamente hay muchos a quienes les ha tocado aprender esto, de la forma más difícil, mediante el ensayo y error.
Existen herramientas digitales que poseen efectos deshumanizantes debido a que desmoronan la conexión humana alumno-profesor haciendo que los alumnos consideren las computadoras el fin y no el medio, y esto no debe ser, hay que crear un vínculo a través de las tecnologías entre los alumnos entre sí y con sus profesores. Que el docente le sea cercano, que se pueda comunicar directamente con él, para que el estudiante se sienta motivado y acompañado, a pesar de estar al otro lado de un ordenador.
No tenemos que poner a los estudiantes a que simplemente vean vídeos de sus docentes enseñando, hay que ofrecerles diversos materiales educativos creativos y atrayentes, que sirvan para motivarlos a aprender, que los conecte y mantenga interesados en el logro de un propósito, hay que darles autonomía, y todas las herramientas para que ellos también se sepan desenvolver. Así, ellos podrán ser más críticos, creativos, estarán motivados por el interés, la satisfacción y el reto, y tendrán un mayor rendimiento escolar.
En vista de que todos estamos enseñando y aprendiendo a distancia, es importante humanizar la pedagogía digital, con el fin de preservar el sentido de humanidad de los docentes y estudiantes, y para ellos hay acciones que se pueden realizar como por ejemplo el alejarse de los currículums técnicos, hay que darle a las lecciones una sensación personalizada creando listas de actividades, ajustadas a la vida diaria.
A su vez, deben crearse espacios para el diálogo y el discurso, con el fin de promover el pensamiento crítico en los niños y jóvenes. Como sabemos, el aprendizaje significativo, requiere de un trabajo individual, pero también en colectivo mediante la conexión e interacción humana, por lo que es importante el uso de las herramientas de video y conferencia (google meet, classroom, zoom, whatsapp, entre otras) como un medio de extensión empática para conectar todos entre sí y obtener mejores resultados en el proceso educativo.
De igual forma se debe dar oportunidades para la autorreflexión, no funcionaría el enviar como actividad para casa hoja de trabajo, tras hoja de trabajo, ya que el alumno se enfoca en realizar las tareas por «cumplir con una agenda», siendo poco probable un aprendizaje fructífero que se mantenga en el tiempo. En este sentido, el docente debe realizar intervenciones a través de preguntas oportunas, que le permita al alumno explorar el programa, cometiendo aciertos y desaciertos, y lo conduzcan hacia la construcción de sus propios conocimientos consolidando así su aprendizaje.
Para humanizar la digitalización, es imperativo un docente activo, crítico, creativo, con vocación, poder de observación, empático, preocupado por motivar y promover la participación activa de sus alumnos, logrando así la calidad educativa. Por tanto, humanizar las prácticas pedagógicas en los entornos virtuales obliga a reposicionar el rol docente, el cual será un mediador que facilite y conduzca este proceso, sin que deje de lado la atención a la diversidad, incluyendo a los niños con necesidades educativas especiales, y para ello el docente debe evaluar y seleccionar los programas más idóneos, incentivar el trabajo en equipo, implementar diferentes metodologías de trabajo, tomar en cuenta los aprendizajes y experiencias de éxito previos, evaluar las conductas y competencias de cada uno de sus estudiantes, y por supuesto, relacionar el uso de las tecnologías a los contenidos que desea impartir.
Si el docente deja de ser un mediador activo en el proceso de instrucción digital, no podrá potenciar con su conocimiento, afecto y empatía, la exploración y descubrimiento de las capacidades de cada uno de sus alumnos. Y para esto, el docente debe dedicar tiempo para conocer y comprender las diversas herramientas y aplicaciones tecnológicas, ya que el éxito del aprendizaje en línea depende en gran medida del uso adecuado de las estrategias de instrucción, de la autodirección en cada uno de los participantes, y de la motivación lograda mediante el acercamiento docente -alumno con la debida retroalimentación, para lograr que el estudiante asuma la responsabilidad de construir su propia experiencia de aprendizaje.
La digitalización por sí sola no representa un elemento de cambio que garantice que el alumno aprenda mejor, ni logra instaurar una mayor calidad en su formación, es imprescindible que el docente asuma su rol frente a las tecnologías, humanizando el proceso de digitalización de la educación, que las utilice como un recurso y no como un fin, que las lleve de la mano a líneas pedagógicas claras, que motive a los estudiantes y estimule su pensamiento crítico, para lograr en ellos un aprendizaje significativo, activo y empático, construyendo todos de esta manera un corazón para el computador, que nos lleve a humanizar el proceso de digitalización de la educación.
Fuente: Doctor Pedro Adalid / abc.es