¿Se imagina un asistente de cátedra que le ayude a preparar su planeación anual o incluso diaria al indicarle qué se pretende aprender, con qué metodologías, nivel educativo y duración de las sesiones? O que tal… ¿automatizar el desarrollo de rúbricas? ¿diseñar materiales didácticos? O más atrevido aún… ¿brindar retroalimentación automática a sus estudiantes?
La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado varios campos, incluyendo la educación. Uno de los desarrollos más recientes en IA es el modelo de lenguaje GPT (Generative Pre-trained Transformer) de OpenAI. Este modelo, conocido como ChatGPT, es capaz de generar texto de manera autónoma, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para los educadores.
ChatGPT fue entrenado con un gran corpus de texto de internet, lo que le permite generar texto coherente y natural en una variedad de temas. Además, su capacidad para generar respuestas a preguntas y continuar una conversación lo hace especialmente útil en el campo de la educación.
Para saber un poco más habría que mencionar que OpenAI es una compañía de investigación en inteligencia artificial fundada en 2015 por un grupo de empresarios y académicos de renombre, incluyendo a Elon Musk, Sam Altman y Ilya Sutskever. Su objetivo es desarrollar tecnologías avanzadas de IA y ponerlas al alcance de todos para ayudar a resolver los problemas más importantes del mundo. A partir de 2019, fue lanzado al público, y desde entonces ha sido utilizado en una variedad de campos y disciplinas.
En educación, ChatGPT puede ser utilizado para generar materiales de estudio automatizados, para ayudar a los estudiantes con preguntas y para simular situaciones de aprendizaje. También puede ser utilizado para mejorar la interacción entre estudiantes y profesores, ya que puede simular un tutor virtual. Además, ChatGPT puede ayudar a los docentes a generar contenido de alta calidad de manera más rápida y eficiente.
Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas preocupaciones éticas y de privacidad al utilizar ChatGPT en el aula. Por ejemplo, la posibilidad de plagio, ya que los estudiantes podrían tomar las respuestas de este software de manera literal y copiarlas en sus trabajos. También es importante considerar si realmente habrá un trabajo intelectual por parte de los académicos al utilizar esta tecnología.
Para superar estas preocupaciones, es importante fomentar la confianza en el uso de ChatGPT y otras tecnologías similares en educación. Esto puede ser logrado a través de medidas institucionales que apoyen el uso de esta tecnología en lugar de limitarlo. También es importante reflexionar sistemáticamente sobre su uso y buscar maneras de mejorarlo.
En conclusión, ChatGPT es una herramienta valiosa para la educación que puede ayudar a los docentes a generar contenido de alta calidad de manera más rápida y eficiente, y mejorar la interacción entre estudiantes y profesores. Sin embargo, es importante tener en cuenta las preocupaciones éticas y de privacidad al utilizar esta tecnología en el aula y buscar maneras de superarlas.
Por cierto, si se lo pregunta el lector… sí, este texto fue elaborado con apoyo de ChatGPT como punto de partida. En lo que delucidamos su uso ético y posibles normas, decidimos que aparezca como coautor del documento.
Fuente: Luis Medina Gual / educacionfutura.org