Según el estudio “Tecnología educativa en América Latina y el Caribe” publicado en 2021 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en conjunto con la consultora HolonIQ, existen en 33 países de la región 180 millones de estudiantes de educación formal, además de 300 millones de profesionales que buscan mejorar sus habilidades o estudiar otra carrera en un mundo laboral cada vez más competitivo. Es decir, hay miles de personas demandando diariamente innovación en el proceso de enseñanza aprendizaje de cara a la integración de nuevas competencias y conocimientos requeridos en esta era.
Pero, ¿cuáles son las competencias y conocimientos del siglo XXI? La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), prevé que para el 2030 el 80% de los empleos que hoy conocemos desaparecerán, siendo reemplazados por aquellos que incorporen formación STEM (Ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus iniciales en inglés).
Este dato, lo refuerza la consultora Randstad, quienes adelantan que el 85% de los puestos de trabajo que se necesitarán en los siguientes cinco años aún no existen y tienen que ver con nuevas tecnologías.
Tal como comentó Berenice Sánchez, de Movimiento STEM, en el webinar de Turnitin “De la pantalla al aula: el uso de la tecnología en STEM”, “hay muchas instituciones enseñando STEM sin saber que son STEM”. Y es que para algunos este anglicismo puede parecer ajeno, pero es parte de la evolución natural de la educación. No obstante, existe una brecha en cuanto a la enseñanza de estas disciplinas, no solo en cuanto a género, sino también en cuanto a accesibilidad.
Enseñar STEM no solo tiene que ver con dictar una clase. Como especificó Albero Grados, fundador de Edtechlatam, en el mismo webinar, integrar las STEM al plan curricular de un curso implica formación docente, empatía con el estudiante y tecnología apropiada para apoyar el aprendizaje de los alumnos y el trabajo del profesor. Sin embargo, uno de los mayores retos de la introducción de la tecnología en las instituciones educativas es la poca madurez digital que se experimenta en Latam.
Impartir clases de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas empuja, por consecuencia, a pensar más allá de la caja: impulsa a buscar metodologías, motivaciones y herramientas que permitan no solo mejorar el acceso de docentes y estudiantes a las nuevas tendencias educativas, sino que también ayuden a disminuir la brecha de género en la educación.
De acuerdo con lo que señaló Marisol García, editora de Emprendedor.com en el evento virtual de Turnitin, solo hay 400 emprendedoras STEM en toda la región, cifra que urge levantar.
En este aspecto el uso de edtech, pone en igualdad de condiciones a los estudiantes frente a los recursos de aprendizaje, disminuye el sesgo en las calificaciones, libera de carga laboral extra a los maestros y, sobre todo, complementa en forma y fondo las competencias que se transmiten a los profesionales del futuro, a aquellos que serán desarrolladores o desarrolladoras o usuarios y usuarias de esas tecnologías que aún ni siquiera existen.
Fuente: Catalina Londoño/elnuevosiglo.com.co