Durante la primera jornada del IFE Conference 2025, organizado por el Tecnológico de Monterrey, los especialistas Michael J.L. Fung, director ejecutivo del Institute for the Future of Education y Paulo Blikstein, director del Research Lab del Instituto para el Futuro de la Educación, abordaron aspectos pedagógicos de la inteligencia artificial en los modelos educativos, coincidieron en que la IA no reemplaza a los profesores sino se suma al aprendizaje de nuevas herramientas para el futuro.
De acuerdo con el Índice de Inteligencia Artificial 2024, el número de publicaciones académicas sobre el tema ha crecido de manera exponencial, entre 2010 y 2022, casi se triplicaron los textos, pasando de 88 mil a más de 240 mil. Por otro lado, la cantidad de patentes de IA otorgadas a nivel mundial también experimentó un crecimiento sustancial aumentando un 62.7 % tan solo de 2021 a 2022 . Ayer mismo DeepSeek-R1, el nuevo ChatGPT chino, causó el desplome del 17% del valor de Nvidia, empresa líder estadounidense de IA.
Sin duda hoy existe un interés explosivo en la Inteligencia Artificial (IA), los gobiernos alrededor del mundo están creando nuevas políticas, promoviendo inversiones, haciendo regulación y pensando cómo obtener mejor tecnología. Con toda esta atención no es difícil creer que la IA va a dominar el mundo, pero en el fondo una cosa es el revuelo y otra la realidad, asegura Michael J.L. Fung, director ejecutivo del Institute for the Future of Education (IFE).
¿Cómo planear el nuevo mundo?
Durante el IFE Conference en su edición 2025, organizado por el Tecnológico de Monterrey, Fung, reflexionó sobre cómo nos asombramos la primera vez que el ordenador Deep Blue venció al campeón mundial de ajedrez Garri Kaspárov, luego cuando se lanzó ChatGPT y podía conversar con nosotros en lenguaje natural, y ahora con herramientas como Midjorney, que crea arte o imágenes a partir del texto y que pueden ser vendidas por millones de dólares. “Con todo esto nos asombramos y se generan dudas, pues claramente la IA trabaja más rápido, de forma precisa y con un acceso a datos que rebasa la capacidad humana”.
De manera particular se ha dicho que la IA podrá reemplazar en poco tiempo a los maestros y generar cambios radicales en la educación, pues los “Profesores IA” tienen acceso a más contenido, no se cansan, no negocian la carga de trabajo, no piden beneficios adicionales, ni necesitan educación continua, simplemente requieren de una actualización; con esta visión podría haber tutores personales para 8 mil millones de humanos en el mundo, pero entonces ¿por qué seguir con maestros humanos?
Las expectativas parecen estar infladas
Paulo Blikstein, director del Research Lab del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey comparte: “La realidad es que el antiguo sueño de capturar lo que hacen los profesores en un medio electrónico y poderlo reproducir de forma infinita sin costo es un sueño que ha estado en la mente de la gente. Desde hace más de 100 años vemos ilustraciones; a inicios del siglo XX los tecnólogos plasmaban su visión del futuro en la educación. Pero ciertamente `crear´ un profesor es sumamente más complejo que eso”.
Dijo que siempre se ha malentendido lo que hacen los profesores, pues su labor no solo se trata de ser un explicador, este es solo un aspecto en el espectro, se trata de pedagogía; “ellos además diagnostican a los alumnos en tiempo real, saben si están aprendiendo o no y cambian las dinámicas, hacen ingeniería social, manejan el trabajo en equipo y trabajan en tiempo real sus estrategias, además planean y califican”, entre muchas otras cosas.
Otro obstáculo en la educación y la tecnología es la motivación, “no podemos esperar que un niño llegue a casa y abra su laptop para pasar toda la tarde aprendiendo matemáticas, ellos quieren jugar (…) Como educadores, sabemos lo difícil que es lograr que los alumnos estén motivados a aprender, muchas cosas en el aprendizaje son difíciles y tenemos que guiar”.
Los tecnólogos entonces han construido sistemas que continuamente fracasan por este mal entendido fundamental. La investigación hoy revela que por ejemplo, los MOOCs (Cursos Online Masivos y Abiertos) fracasaron en democratizar la educación, pues funcionaron en algunos contextos, para algunos públicos, pero no entregaron ese tipo de educación gratuita y de alta calidad en linea para todos, solo funcionaron para el 5% de las personas con mayor educación, pero no para los que más lo necesitaban.
La realidad es que el mejor uso de la tecnología en educación es cuando los profesores están coordinando el uso de esa tecnología, no es la tecnología impulsando el proceso, sino que los profesores la utilizan para un propósito específico en el aula. “A la gente le gustan las interacciones en vivo, nos gusta actuar con humanos para la retroalimentación, somos seres que evolucionamos para convivir y muchas de las tecnologías educativas simplemente no pueden proporcionarlo”.
El humano en la ecuación de la IA
Blikstein asegura que en la educación hay muchas formas de utilizar la IA y desde su punto de vista, se podrían dibujar cinco grandes categorías: Gestión, investigación, planeación, evaluación y aprendizaje. “Si se colocaran en una escala de riesgo, la investigación y gestión están en bajo riesgo y con mucho beneficio, pues existen reglas y estándares éticos para su uso, además cuando utilizamos herramientas de IA necesitamos autorización de las universidades o las instituciones; estas áreas ayudan a disminuir el tema burocrático para los profesores, llenando formatos, calculando promedios y calificaciones, todos estos trabajos no pedagógicos que se pueden liberar”.
Pero cuando pasamos al lado pedagógico, el riesgo aumenta. “Cuando utilizamos la IA para planear clases, no sabemos si nos está proporcionando la información correcta, si hay sesgo hacia ciertos grupos y cómo opinar con temas controversiales, pues finalmente la información viene de un país, institución o empresa y no sabemos sus conflictos. La planificación de clases es mucho más compleja a partir de la IA, aún así se pueden hacer cosas siempre observando el riesgo”.
Finalmente en la evaluación y el aprendizaje se observan los puntos de mayor riesgo, “porque ahora estas herramientas interactúan con los alumnos y hay que tener consideraciones éticas y muchas salvaguardas para la privacidad de datos y demás. Aquí la reflexión es que todas estas herramientas pueden ser utilizadas, si el humano está contemplado en la ecuación, es decir, si el profesor está al tanto de lo que está sucediendo, el riesgo se reduce y entra el aspecto de seguridad”.
¿Conservar a los humanos es caro?
Esta es la gran pregunta cuando tenemos a la Inteligencia Artificial, pero Blikstein reta esta aseveración y pone en la mesa un buen dato. “Si vemos cuánto dinero gastan las empresas de Sylicon Baley para crear esas herramientas y tratar de sofisticarlas, son miles de millones de dólares, ¿por qué no retar esta idea y plantear la posibilidad de software y humanos? Esta combinación ha resultado en muchos casos mucho más económico”. Dijo que se trata también de combinaciones mucho más realistas, dejando atrás el factor milagro al que se aspira con la IA y recordar que los objetivos didácticos deben estar antes de los objetivos de negocios, pues los sistemas públicos no se van a destruir y ser remplazados con alguna utopía tecnológica. “La mejor oportunidad está en las sinergias”.
Fung, está de acuerdo y agrega que “el consenso general que estamos viendo es que la inteligencia artificial puede ayudar al humano más no reemplazarlo. En los últimos casos de éxito que se han integrado en el Te de Monterrey, por ejemplo, todos tienen el elemento del profesor humano involucrado y la IA optimizando su labor. “Tenemos que adoptar un abordaje basado en evidencia cuando diseñamos, pilotamos o implementamos sistemas con IA y esperar un progreso incremental que tiene que sostenerse a lo largo del tiempo”.
“Así como se entrena para un maratón que requiere meses de previa preparación, pues tu resistencia va aumentando poco a poco y en algún momento estás listo para correr el maratón, es lo mismo cuando pensamos en la IA; su evolución es incremental y hay que sostenerla con el tiempo, hay que abordar consideraciones éticas, de gobernanza y ya que es una inversión sostenida y de largo plazo, hay que equilibrar los recursos y gestionar ese proceso de cambio dentro de las instituciones y organizaciones, esta es la expectativa realista”.
Fuente: Nelly Toche / eleconomista.com.mx