La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo.
(Maurice Debesse)
La historia, mediante sus registros, nos ha mostrado que el ser humano, ha tenido el interés por conocer las causas y efectos del mundo que le rodea, a lo largo del tiempo, se ha apoyado en distintas posturas filosóficas para encontrar el por qué a sus interrogantes.
Resulta interesante el considerar aquellas corrientes mediante las cuales se ha tratado de explicar nuestro entorno, e incluso, nuestra existencia.
Como estudiosos del campo educativo, esto supone que realicemos un análisis crítico en torno a los avances que se han presentado a lo largo de nuestra historia, para con ello, poder elegir y contribuir en la creación de una sociedad más justa y plena.
Sería erróneo quedar restringidos al considerar el concepto de educación sólo como el otorgamiento de habilidades y conocimientos teórico-prácticos, es de suma importancia reconocer la cualidad filosófica que se desarrolla (de manera casi inevitable) en la mente de los individuos.
Pues es mediante ésta, que se “despierta” nuestra intención actuante, es decir, el querer contribuir para modificar algún impacto que identificamos como inadecuado u obsoleto en nuestro contexto inmediato.
Jafella, (1985), nos dice: “(…) La educación sensu stricto es algo más que producto de una estructura bio psíquica y social. El carácter creativo y transformador de la educación permite al sujeto trascender los datos del medio ambiente y dar un sentido más profundo (en interioridad y participación) a la existencia (…)”[1]
Ante este hecho, ¿pueden Ustedes considerar la magnitud, entonces, que tiene la educación dentro de la construcción de nuestro estrato social? Bien, podríamos concluir entonces que somos producto de la educación que impera, aunque se nos presenta también el debate: si es el hombre el creador de esta educación, entonces este hecho nos convierte en los responsables de la propia filosofía educativa que se dispersa en la sociedad.
En esta suposición, debemos también considerar las interrogantes: ¿Hacia dónde se quiere ir como sociedad?, ¿Qué tipo de individuo se logra formar?, y las respuestas las podemos revisar a lo largo de la historia mundial.
Ahora bien, nosotros como docentes, tenemos gran parte de esta responsabilidad ética y moral en nuestras manos, ¿De qué manera deseamos contribuir?
Denise M. Atala Rubio.
Coordinadora en México, Alfabetización digital. Red educativa mundial.
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[1] Jafella, S. (1985). El hombre y la Educación. Universidad Nacional de Colombia. p.41