3D render of a medical background with abstract virus cells
Dr. Casimiro Méndez Ortiz. Senador de la República Mexicana, Doctor en Educación y Maestro de Educación Primaria.
Culmina un año amigas y amigos. Un año muy difícil, no sólo para México sino también para el mundo. La mayor parte del año, la totalidad de la humanidad la hemos pasado confinados, tratando de mitigar con nuestro encierro, los alcances de los contagios del virus.
Termina un año de mucho dolor, lágrimas y muerte. La esperanza que el sufrimiento causado por la pandemia vaya disminuyendo en nuestro país, comienza a sentirse con la llegada de miles de vacunas, en los últimos días, y la cantidad de vacunas ira aumentando a millones en los primeros meses del próximo año.
El 2020, lo repito ha sido un año muy difícil, pero también ha sido un año que nos deja muchas lecciones. Una de las primeras y más significativas, es que a la pandemia la vencemos todos, si nos cuidamos todos. Hemos aprendido que, si cuidamos nuestra salud, estamos cuidando la salud de los demás. Y que del cuidado de la salud de los demás, depende mi salud, así de simple.
Estamos hablando de proteger el bien supremo de toda sociedad, que es proteger la vida y la salud. Por tanto, al tratarse de un bien supremo, la vacuna no puede ni debe ser administrada por los mercaderes de la salud, para que sólo pueda ser aplicada a quien tenga dinero para pagarla. La Salud es un derecho humano, por lo tanto, por encima de cualquier interés económico, la vacuna será aplicada a toda la población, de manera universal y gratuita, independientemente de su condición económica. Solo que, se deberá respetar el plan nacional de vacunación, que ya se encuentra en marcha.
Otro de los aprendizajes que nos deja el 2020, es que al cuidar nuestro medio ambiente estamos cuidando nuestra salud. Al proteger a nuestra madre naturaleza, protegemos nuestra salud. No podemos seguir arrasando con millones de hectáreas de bosques y de selvas.
No podemos seguir contaminando nuestros mares, nuestros lagos y nuestros ríos. No podemos seguir atentando contra la vida de las especies con las que hemos compartido el planeta por millones de años. Escribe Carl Sagan, en su libro Millones de años: “Criamos animales de granja para su sacrificio, destruimos bosques, contaminamos ríos y lagos hasta que ningún pez puede vivir en ellos, matamos ciervos y alces por deporte, leopardos por su piel y ballenas para hacer abono, atrapamos delfines que se debaten faltos de aire en las grandes redes para atunes, matamos cachorros de foca a palos, y cada día provocamos la extinción de una especie. Todas esas bestias y plantas son seres vivos como nosotros”.
Ya no podemos seguir disponiendo de los recursos de la naturaleza como en el pasado. Nuestro mundo se está saturando, ya somos 7530 millones de seres humanos y pensantes, los recursos naturales se siguen agotando día a día.
Nuestro planeta se está vaciando de recursos renovables, no renovables, pero especialmente de combustibles fósiles. No habrá segundas oportunidades para la humanidad. Según José Alberto Cuesta Martínez en su libro, “Decrecer para sobrevivir”, el economista advierte que desde 1980, hemos agotado los recursos de la tierra. Y se cuestiona al mismo tiempo: Si los recursos de la tierra se han agotado, ¿cómo es posible que se mantenga el ritmo de uso y consumo mundial? Estamos consumiendo las ultimas reservas de recursos naturales renovables, sentencia el autor del libro. “Si la humanidad viviera con los estándares de consumo de Estados Unidos necesitaríamos de 5 planetas para vivir, mientras que, si los niveles fuesen los de Bangladesh, únicamente utilizaríamos 0,4 planetas Tierra”. Se puede leer en el libro.
Ya no es posible continuar midiendo el crecimiento económico de los países, sobreexplotando a la naturaleza. Por el bien de la humanidad los niveles producción y consumo capitalista deben cambiar.
Nuestro planeta tierra, es un sólo barco, para bien o para mal. Nuestra aldea mundial está estrechamente conectada, es por eso que, la aparición de un virus en Wuhan, China se esparció con tanta rapidez y fuerza por el mundo en pocas semanas, viajando en vehículos, barcos, trenes y aviones, causando cientos de miles de muertes alrededor del globo, lo que suceda en cualquier parte del mundo tendrá repercusiones al otro lado del planeta. Por eso no podemos permitirnos seguir devastando el planeta.
Respetar la naturaleza es respetar la vida, insisto no podemos seguir arrasando con nuestros bosques y selvas. Cualquier deforestación o cambio de uso de suelo en cualquier parte del planeta podría desencadenar al próximo virus, posiblemente más contagioso y mortal. La complejidad de algunos ecosistemas, en parte, mantienen controlados a virus que reposan en la vida natural, por miles de años, pero al ser arrasados esos bosques, nuevos virus podrían volver a poner de cabeza a los sistemas de salud del mundo, amenazando la salud de la humanidad, por eso, es imperativo cuidar nuestro planeta y no olvidar que cuidar a la madre naturaleza, es cuidar nuestra salud.